Putin está cometiendo un error histórico, así título Madeleine Albright su columna de opinión para The New York Times, analizando la inminente invasión a Ucrania por parte de Rusia.

En su texto, también recordó la impresión que tuvo la primera vez que conoció al presidente ruso, en una viaje mientras ella trabajaba para la administración de Bill Clinton en el año 2000. “Putin es pequeño y pálido; tan frío que parece un reptil”, escribió en ese entonces, como forma de crear un perfil para presentarle a Clinton.

“Sentado frente a una pequeña mesa en el Kremlin, me sorprendió inmediatamente el contraste entre Putin y su ampuloso predecesor, Boris Yeltsin”, escribió Albright, quien además recordó que mientras Yeltsin festejaba su presencia en aquel momento e intentaba seducirla, Putin era completamente frío.

“Habló sin emoción y sin notas sobre su determinación de resucitar la economía rusa y aplastar a los rebeldes chechenos”. Para la escritora, las decisiones tomadas por Putin en la actualidad se justifican totalmente con la versión del presidente ruso que conoció hace 22 años, ya que lo vio avergonzado por la situación de Rusia.

Error histórico

“Putin está avergonzado por lo que le ocurrió a su país y decidido a restaurar su grandeza”. Esto haciendo relación a la caída de la Unión Soviética, el impacto económico e histórico que tuvo esto para Rusia, situación que se ha encargado de revertir desde su rol de mandatario.

“Lleva años intentando mejorar la reputación internacional de su país, ampliar el poderío militar y económico de Rusia, debilitar a la OTAN y dividir a Europa (al tiempo de abrir una brecha entre ésta y Estados Unidos). Ucrania figura en todo ello”, agregó en su columna. A esta invasión total de Ucrania, Albright cataloga como un “error histórico” por parte de Putin, aunque recordando su primer encuentro, sabe que no admitirá que cometió un error.

“Nunca admitirá haber cometido un error, ha demostrado que puede ser paciente y pragmático. Seguramente también es consciente de que el actual enfrentamiento le ha hecho depender aún más de China”. Sobre esta situación, Albright recordó uno de los comentarios realizados por Putin cuando se conocieron. “Claro que me gusta la comida china, es divertido usar palillos. Pero esto es algo trivial, no es nuestra mentalidad que es europea. Rusia tiene que ser firmemente parte de Occidente”.

En su columna la ex secretaria de Estado continuó analizando la tensa situación entre Rusia, Ucrania y Estados Unidos, siendo clara en su posición del error y las irreversibles consecuencias que traería para el país el actuar de su líder Vladimir Putin.