Están los dos sentados. El hombre de camisa blanca y pantalón celeste. La mujer lleva vestido verde, collar blanco y zapatos de charol. Tienen rayados en las piernas. La pintura está desgastada. Se abrazan y se toman de las manos. Manos gigantes, redondas y desproporcionadas.

Él mira al horizonte y ella a su enamorado. Aunque, en rigor son dos rostros con expresiones difíciles de descifrar. Debe ser amor, pero podría ser pésame.

Una agencia de noticias rusa escribió que era uno de los monumentos más extraños de Sudamérica.

Se llama "Sentados frente al mar", como dice la canción de Los Iracundos, y es el sitio turístico más famoso de Puerto Montt. Y, por qué no, uno de los más controversiales en Chile.

Su creador, Robinson Barría, tuvo la ocurrencia en 2001. Esculpir una obra para la costanera Puerto Montt. Le presentó la idea a la Corporación Cultural Ensenada.

"En todos los lugares a los que iba me decían 'Eres de Puerto Montt… como la canción de Los Iracundos'. Así se me ocurrió que había que hacer una escultura sobre eso", contó Barría en entrevista con La Tercera.

Ahora su creación, asegura, es más famosa que la propia canción.

Historia de una escultura

Se consiguió varios recursos de privados para financiar su idea. La ubicaría en la costanera de Puerto Montt, un lugar de fácil acceso y muy visible. El trabajo estaba proyectado para 6 meses, pero solo obtuvo 4 de plazo. Finalmente, el 14 de febrero de 2002, para el Día de los enamorados, se inauguró "Sentados frente al mar".

El paso del tiempo atrajo a curiosos, intensas lluvias del sur chileno y también a varias manos de pintura sin la autorización ni la supervisión de su creador.

"Tuve 15 días haciendo esta figura. Me reventé trabajando y muchas cosas no las controlé como hubiese querido", contó Barría a La Tercera.

¿Te gustó el resultado final? #Yo no estoy contento, pero cumplí. Cuando concebí este trabajo, como interpretaba la canción de Los Iracundos, su nacimiento tenía que ser el 14 de febrero. Como tuve que apurarme, lo hice muy rápido, cumplí con la fecha. Entregué la obra", dice el autor.

Luego aclara que no quedó conforme.

"Necesitaba esos dos meses que me faltaron para dedicarle a la obra propiamente tal, no tanto a la plataforma que la sostiene, que es una gran estructura. Te digo… porque nosotros empezamos a conseguir los primeros recursos en octubre, lo ideal hubiese sido empezar en agosto".

¿Qué hubiese cambiado?

"Habría tenido tiempo de ir en calma. La maqueta era de greda, se me cayó y se me hizo pedazos. Estaba contra el tiempo. Entonces, claro, muchas cosas no las controlé. Sobre todo en las formas, en las texturas, hubiese sido más rico en las texturas".

¿Te parece una escultura linda hoy día?

"Nunca lo fue ni lo va a ser. No lo es. Yo no quedé conforme. Fueron trazos muy rápidos. Como hacer una pintura muy rápida, muy gestual. No es mi forma de trabajar".