La Cuarta Dimensión: Los espectros del Hospital San José (Parte III)

Un médico y un fraile que ayudaron en vida a los enfermos terminales del sanatorio, siguen recorriendo sus pasillos en busca de paz.

Siguiendo con el circuito paranormal que ofrece el antiguo Hospital San José, emplazado alguna vez a un costado del Cementerio General, esta vez es el turno de dos espectros que en vida fueron hombres que se desvivían para entregar ayuda a los enfermos del recinto: uno desde la ciencia y el otro desde el terreno de lo espiritual.

Ambas presencias provocan constante inquietud en los trabajadores del actual centro cultural que hoy se erige en los antiguos terrenos del sanatorio.

Uno de los fantasmas correspondería a un médico que falleció infectado de cólera a inicios de 1900 y que era muy querido por la gente que trabajaba en el hospital en ese entonces.

El doctor era el encargado de atender cada día a los cientos de desahuciados por las mortales enfermedades de la época. Pese a todas las protecciones para realizar su labor, el galeno resultó infectado y falleció en el mismo lugar donde entregaba ayuda.

Cuando estaba vivo, era habitual verlo pasar desde el hospital al Cementerio General cuando uno de sus pacientes perdía la vida. Tras dejar el mundo terrenal, según decenas de relatos, siguió realizando la misma rutina, y no son pocos los que afirman que el querido doctor se convirtió en una especie de ángel guardián del hospital.

Ex trabajadores del recinto afirman haber visto con frecuencia la figura de un hombre atravesar la pared que separa el hospital del camposanto. Alto, delgado y de rápido andar es la sombra que varios afirman haber observado en más de una ocasión.

Quienes lo vieron aseguran que el espectro no es agresivo. Pero existe otro fantasma que causa mucho más pavor.

El fraile

Al ser un recinto custodiado por las Hermanitas de la Caridad, la comunidad católica era parte importante del día a día del hospital, especialmente para entregar consuelo a las personas próximas a partir de este mundo.

Muchos frailes iban de sala en sala intentando calmar las aflicciones de los enfermos, pero hubo uno que se hizo conocido por tener un particular buen humor.

Con su traje café, cinta blanca en el abdomen y capucha tapando la cabeza, el religioso avanzaba raudo por el hospital, tratando de entregar paz a los enfermos terminales.

Tras su muerte, siguió visitando el sanatorio. Siempre con la cabeza gacha, al igual que las monjas fumadoras, el fraile hace su aparición entre los árboles del lugar. Hay quienes afirman que pese a que era reconocido por su buen humor, su espíritu no sería del todo bueno, botando cosas y causando disturbios en los galpones abandonados.

En el San José viven decenas de espíritus que buscan hallar la paz que perdieron en este mundo. Almas que entregaron tanto en ese lugar, que prefirieron hacer del hospital su última morada.

El dolor, sufrimiento, los gritos que durante años retumbaron en sus salones hicieron que este sitio se convirtiera en uno de los con mayor carga espiritual de Santiago. Pese a que hace casi 20 años dejó de funcionar como recinto médico, hasta hoy se perciben las energías espectrales.

Historias que muchos escucharon de sus abuelos y padres, y que seguramente por años y años seguirán oyéndose en los pasillos del Hospital San José.

https://www.lacuarta.com/l4-sabado/noticia/los-espectros-del-hospital-san-jose-parte-i/318363/

https://www.lacuarta.com/l4-sabado/noticia/espectros-del-hospital-san-jose-parte-ii/320502/

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