Quienes viven, trabajan o pasan seguido por las calles Urmeneta y Loncomilla, en San Bernardo, ya parecen curados de espanto, pero igual se ponen todos tembleques cuando se acercan al lugar.

Claro, porque en esa esquina la falta de una señalética Ceda el Paso verdadera, y no sólo "pintada" en la calle, la ha transformado en una suerte de ruleta rusa, donde automovilistas y peatones se juegan la vida en cada pasada.

Y eso de que la palabra pintada esté entre comillas no es porque sí, ya que la última vez que le echaron una manini de pintura fue cuando Peter Rock iba al jardín infantil, por lo que el conductor, aunque vaya atento y no pierda detalle de lo que ocurre a su alrededor, igual no ve el típico triángulo invertido hasta que ya está encima y es demasiado tarde para frenar.

Eso mismo, según le confidenciaron a Yeims Pop quienes residen en el sector, ha provocado demasiados accidentes, además de los molestos frenazos y bocinazos que despiertan a altas horas de la noche o en la madrugada a los vecinos, y que los tienen entero saltones.

"Y todo porque nadie ha puesto el disco Ceda el Paso que corresponde. Como el que está pintado en el piso está todo desteñido, la gente llega y pasa nomás", explica choreada María Isabel, una fémina que titanea diariamente  en un boliche ubicado justo en la esquina.

"Lo peor es que por aquí cerca hay como tres colegios y hasta un jardín infantil, así que los que cruzan por esta calle corren el riesgo de que el que maneja el auto siga de largo porque no vio el Ceda el Paso", agrega la mujer.