Se pasó: fingió secuestro con el patas negras desde el motel

Con retroexcavadora tendrán que sacarle los cuernos a un perico que descubrió que su esposa inventó un vil secuestro para zapatear en fonda ajena en Los Ángeles, Región del Biobió.

La historia comenzó a desarrollarse cerca de las 13 horas del miércoles. Cuando el desdichado sintió un dolor de nuca y llamó por teléfono a su esposa para que le comprara unos analgésicos.

El compadre marcó varias veces el número de la dama, sin obtener respuesta. No pescó. Su amada es como hacha para batir la sin hueso y pensó que se había quedado conversando con alguna bisagrita del barrio.

Pero los minutos se convirtieron en horas sin saber de su paradero. La angustia se apoderó de él y comenzó a pasarse los peores rollos sobre el destino de la mujer que adoraba.

Cuando el punzante dolor de nunca ya se le extendía a la frente y le comenzaban a salir unas protuberancias, sonó su celular. Lo miró de una, igual que en la películas. Cachó un mensaje de Whatsapp de número desconocido, donde le pedían 300 lucas a cambio de su señora.

Quedó atónito por unos minutos y luego corrió hasta la Tenencia Centenario de Carabineros, donde puso una denuncia por el secuestro de P.M.S.F.

VOLTERETA

El caso estaba peludo. Muy peludo. Y los verdes pidieron refuerzos al 0S-9 de Concepción, lo que originó un amplio operativo policial para hallarla con vida.

Estaban todos de cabeza en el caso cuando la secuestrada llamó a su marido. Le dijo, con la voz entrecortada, que sería liberada a las 15 horas del jueves (ayer) en un cruce del sector norte de Los Ángeles.

Y aquí la historia da un vuelco inesperado. Según el capitán Pablo Quiroz, una hora más tarde de lo acordado llegó la mujer en compañía de su captor, siendo abordados por los polis. "Según la versión de ella, habría estado con esta persona por su propia voluntad", agregó el poli. ¡Chan!

De acuerdo a los verdes, la doncella les reconoció que el día anterior había conocido al patas negras en Facebook. Tras unos minutos de palabreo, acordaron juntarse en un volteadero para ver un documental sobre animalitos silvestres del Mato Grosso.

Y así fue. Durante 12 horas vieron tele, jugaron al "poto sucio" y remataron con la vil pitanza. Luego decidieron contar la firme para no meterse en problemas.

Los mala leche quedaron libres, pero citados a declarar al Ministerio Público de Los Ángeles.

¿Y del astado o venado? Dicen las buenas y malas lenguas que prepara una cartita para llorarle su drama al Doctor Cariño.

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