La mitad de su vida ligada al taxímetro y a las carreras largas lleva José Cajas (60), un hombrón que la goza arriba de su bólido aurinegro y que cacha al dedillo cómo ha cambiado esta actividad con el paso del tiempo.

Comprometido a concho con su gremio, "pues cumplimos una labor importante para ayudar a la comunidad", don Pepe asegura engrupido que el taxi le permitió "formar una linda familia".

Después de tantas décadas sentado frente al volante sin que ningún Arjona cuente sus penas y alegrías, Cajas aprovecha su pega para regalonear a sus fundidos nietos. "Siempre los paso a buscar al colegio para que anden seguros", sapea.

El socio, "lamentablemente viudo", cuenta que lo que más lo hace feliz es disfrutar a concho a los suyos y jugársela por "no ser egoísta y entregar un granito de arena para mejorar la sociedad".

Según él, todos sus compipas de techo amarillo están cortados por una buena tijera, ya que "cuando la gente está en pana casi siempre es un taxista el que la ayuda", y si hay algún malulo chantete, "no por una manzana podrida nos vamos a ensuciar todos". Como para votar por él para alcalde este domingo.

LA DURA

Pero no por tener un cucharón de abueli a don Pepe le van a ver las llantas. No, señor. Sacó alma de caudillo y se le para la pluma cada vez que ve algún abuso contra sus pares. "Y no son pocos", dice con el caracho pintado para la lucha.

La suma de quejas es grande. "Se nos vino abajo la parte económica por culpa de la bencina, los partes y el que otros autos trabajan como taxis a la maleta", señala.

La cosa no es para la risa, ya que esta situación "afecta a 800 mil personas entre los choferes y sus familias, que comen de esta pega", indica el titán, que refunfuña porque "varios colegas no pueden pagar las letras del auto y les quitan su fuente laboral, con la que pagan la educación de sus hijos", estrila.

Pero lo que más lo sacó de quicio y tiene como apache al gremio del rodado son los fotorradares, que están en marcha blanca por dos semanas y después se irán al choque contra los automovilistas jaguares que osen a las sacrosantas vías exclusivas.

"Es un problema legal", dice José, pues "uno paga el permiso de circulación y no dice que sólo puedes circular por algunas partes. Aunque tampoco hay que ser gil y andar sobre la vereda, jajajá", comenta echando la talla.

MISIÓN CUMPLIDA

Aunque se apresta a apagar el motor de su máquina y colgar las llaves para irse a los garajes de invierno, dice que eso no le impide "luchar para que los que vengan tras de mí tengan una pega digna. Yo le dejaré mi lugar a otro y quiero que tenga lo mejor, sobre todo cuando ya no me den los reflejos, jajajá", lanza para el bronce de En 4 Ruedas, su suplemento regalón.

Alfredo Jacques A.