Habla la familia de José Vergara, el joven desaparecido en Alto Hospicio

Cada vez que José Antonio Vergara Espinoza se descompensaba, sus familiares apretaban el 133 de Carabineros de Chile. No porque echaran pericos por la demora de la ambulancia o porque no le tuvieran fe a los enfermeros del Cosam que prontamente lo iban a tratar, sino que más bien, porque el hombrón de metro y 86 centímetros de estatura y una esquizofrenia infame le tenía respeto a la entidad verde.
“Así se calmaba de inmediato y volvía sedita. De hecho, ellos eran los únicos que lo podían contener, pero ese día no sé qué paso”, confiesa a La Cuarta Jaqueline Soto, la pareja del papá de José, quien salpica que esa rutina la replicó con éxito en cuatro a cinco oportunidades, hasta ese complicado 13 de septiembre del 2015, hace 290 días, cuando cuatro polis, que fueron dados de baja, se lo llevaron y nunca más supieron de él.
“A las ocho de la mañana se puso a patear las cosas, rompió su puerta, su ventana, tiró un tambor donde nosotros lavamos la ropa, así que llamamos otra vez a Carabineros”, complementa Cristina Vergara, una de las tres hermanas que recitan de memoria cómo se mezclan los hechos.
“Él tenía crisis bien grandes porque no se quería tomar los medicamentos, pues decía que le dolía la guata, ya que eran demasiado fuertes. Mi papá no se daba cuenta que al final no se medicaba y la descompensación era muy grandota, lo que gatillaba delirios de persecución, diciendo que todos le tenían mala, que le querían pegar. Si hasta se imaginaba gente que lo quería matar”, señala.
- ¿Y qué recuerdan del día que desapareció?
- Se lo llevaron esposado. Fue tan rápido. Tan extraño. Quizás él se puso violento con ellos, como lo hizo una vez con su papá, a quien con cuchillo en mano lo amenazó y le sacó sus buenos mechones de pelo, pero lo cierto es que después de esa salida de casa no supimos más. Y nos perdemos, porque la institución hizo todo para esconder los hechos.
- ¿Qué decían los polis?
- Valencia, uno de los cuatro que está en prisión, nos decía que no nos preocupáramos, que lo iban a tener en dos horitas más y lo iban a largar, cosa que no pasó. De hecho, mintieron desde el comienzo en la audiencia, pues falsificaron documentos, llegando a decir que incluso no se lo habían llevado, siendo que se fue esposado.
- ¿Y cuándo dicen que lo dejaron botado?
- Después. En otra declaración reconocen que hacían las técnicas del machetazo o dos corto, que no es otra cosa que saltarse el protocolo y dejar a los niños botados en el cerro o en las antenas o allá en el zigzag, por lo que debían caminar sin zapatillas o sin ropa después de sus buenos lumazos.
- ¿Qué esperan ahora de ellos?
- Lo que más necesitamos es que los Carabineros involucrados hablen, que Carlos Valencia Castro, Angelo Muñoz Roque, Abraham Caro Pérez y Manuel Carvajal Fabres rompan el pacto de silencio y digan donde dejaron al José para… me cuesta decirlo, podamos darle una digna sepultura.
Usar la fuerza
Cristina Vergara reconoce que si los polis ya hicieron daño es mejor que no sigan prolongando una agonía que podría seguir costando vidas. “Si lo mataron, que apechuguen y que cuenten para que todo esto pare, por que el sufrimiento lo llevamos día a día, porque de verdad la desesperación nos está comiendo en vida. La angustia de no ver a mi hermano o no ver avances también nos está llevando a nosotros”.
- ¿Algún paso más por dar?
- Las de Santiago serán las últimas reuniones, porque si no fuimos escuchados tiernamente, tranquila o pacíficamente, vamos a tener que ser escuchados de otra manera, porque mi hermano no pudo habérselo tragado la tierra. Hay cuatro involucrados que lo sacaron de la casa y lo vieron por ultima vez. Ellos tienen que decir qué le hicieron y dónde lo dejaron. Ahora, si no hay respuestas, tenemos pensado usar la fuerza, hacer barricadas, desmanes, porque en realidad ya es mucho, vamos a meter presión a las autoridades y se va a notar”.
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