La tétrica historia tras las tres cruces del Liceo de Niñas de Concepción

El bullicio es la tónica de un colegio. Durante el día, con cientos de alumnas en sus salas. Pero en la noche, con la soledad de testigo, imágenes y sonidos aparecen para poner a cualquiera con los pelos de punta.

Es la realidad del Liceo de Niñas de Concepción, fundado en febrero de 1877 en calidad de internado y recinto educacional, ese que va guardando varios secretos.

Desde su inicio, el recinto de amplias techumbres y largos pasajes interiores llamó la atención dentro de la ciudad. Las monjas a cargo del lugar, se caracterizaban por ser estrictas, llegando a golpear a muchas de las niñas. Fue ahí que comenzaron a forjarse los mitos del lugar. Eso, sumado a que algunos trabajadores fallecieron durante la construcción del edificio --ubicado en la intersección de Rengo y Cochrane-, comenzando así una serie de hechos paranormales.

En la mitad de su amplia historia, hubo un hecho que marcó para siempre al liceo: el terremoto de 1960.

La amplia fachada de madera, imponente con tres pisos, quedó prácticamente destruida. Un incendio en el laboratorio de Química provocó lo que algunos identifican como el momento clave en donde los espíritus comenzaron a rondar con más fuerza del lugar, aunque de generación en generación se pasa el rumor que el inicio sería desde algunos meses antes del siniestro.

TRES CRUCES

La virgen María vigila el sueño de todas las niñas que viven en el internado, aunque un espectro hacía temblar a las jóvenes durante las noches. Una sombra blanca se paraba frente al altar para rezar. Desde lejos todas miraban esa aura resplandeciente sin ni siquiera poder emitir palabra hasta que ésta desaparecía por arte de magia.

Se dice que algunas alumnas, cansadas de dicha situación, decidieron hacer un pacto con el coludo. Tres niñas invocaron al diablo en los subterráneos del liceo para que el rey del inframundo se mostrara en gloria y majestad. Con estirpe de campeón, el Señor de las Tinieblas hizo el acuerdo con las féminas, lo sellaron con sangre y el olor a azufre quedó en el lugar, aunque el pacto no duraría mucho.

En una decisión impactante concertada por las adolescentes. Los marcos de madera del tercer piso resistieron el peso de las jóvenes que desde ahí saltaron al vacío, a los brazos de satán, mientras la tierra las recibió de golpe, llevándolas, supuestamente, al descanso eterno.

El hecho causo conmoción en la época. Los padres de las estudiantes no podían creer lo ocurrido, es por eso que junto a las monjas y curas del establecimiento decidieron realizar un exorcismo para sacar la carga negativa del lugar. Con agua bendita, oraciones en latín y crucifijos se hicieron los ritos para que el alma de las chicas quedara en la eternidad.

Como recuerdo sólo quedaron tres cruces situadas en el patío de calle Rengo, en donde ellas vienen a buscar la paz que perdieron. Una leyenda, a nombre de los padres, pide perdón por la pérdida de fe de sus muchachas, que entregaron su alma al diablo pagando con su vida.

NIÑAS PIDEN AYUDA

Esas almas y algunas otras deambulan por el lugar. El subterráneo es uno de los sitios en donde más carga negativa se llega a sentir. Grandes salas que sólo apolillan sillas y artículos de épocas pasadas. En ese lugar, los gritos en el viento son una constante. Sonidos estremecedores que retumban en un ambiente silente y vacío.

Durante las tomas es común escuchar ruidos que ponen los pelos de punta. Gritos y sombras que emergen desde lo más profundo del Liceo. El ambiente del día se termina replicando cada vez que se va el sol. Por los pasillos se siente correr a niñas pidiendo ayuda, mientras las puertas rechinan y suenan como si las golpearan de manera descomunal.

Hechos paranormales que vienen a reafirmar lo que por años ha arrastrado el Liceo. Y como si eso no bastara, hay quienes hablan de túneles subterráneos que vinculan el lugar con otros pasadizos secretos dentro de Concepción. Es por eso que, como una señal de protección, aún no se sacan las tres cruces que parecen resguardar al colegio.

La maldición señala que cuando sean removidas tres niñas más fallecerán. Hasta ahora siguen ahí, esperando que nadie tiente al destino.

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