Hace rato que el Nico Massú ya no pensaba en francesas. Como duró menos que la bencina barata en Roland Garros, el "Vampiro" volvió a encontrarse con su raquetón perdido y a cruzar los dedos para que al fin le den el wild card que le permita ir a defender su orégano a Beijing.

Y todo iba bien hasta que ayer volvió a mirar a Francia y recién cachó que la gracia que se mandaron el uruguayo Pablo Cuevas y el peruano Lucho Horna le puso una barricada del porte de la nueva delantera de la Barrientos a su afán por poner sus colmillos en China.

Es que contra todos los pronósticos, la pareja sudaqueli se enchufó en la finalísima del Grand Slam polvoriento, gracia que los animó a meterse en la pelea por una invitación para los Juegos Olímpicos.

Cuevas y Horna hicieron la hazaña, tras vencer al brasileño Bruno Soares y al serbio Dusan Vemic, por 6-4, 6-7 (6) y 7-6 (6).  Y ahora irán por el titulazo frente al que gane el pleito entre la pareja rusoski de Igor Kunitsyn y Dmitry Tursunov contra el dúo dinámico compuesto por el canadiense Daniel Nestor y el serbio Nenad Zimonjic.

La papa se sabrá el domingo 22, pero Massú confía en que después de que hasta Federer le prestó ropa, ese pasaje a Beijing termine siendo suyo. Mal que mal, es el dos de oro.