Indagan por qué el porno chileno nunca levantó carpa

El calentamiento global nos tiene a todos de la cabeza. Si no cree, cáchese la peguita que se mandaron los periodistas Sebastián Alburquerque y Melissa Gutiérrez, quienes después de tres años de investigación están listos pa' publicar "El Club de la Carne, la Fracasada Historia del Porno Chileno", un docto estudio sobre nuestra industria más californiana.
El libro, editado por Catalonya, verá luz este miércoles en la Biblioteca Nicanor Parra de la Universidad Diego Portales, donde más de algún champañazo correrá pa' celebrar.
Y no es pa' menos, porque la pega le costó más de un desprecio al par de empeñosos, que reconocen que el tema recién se está abriendo al debate en nuestro país.
"Hemos caminado por una delgada línea entre ser súper bacanes y unos degenerados de lo peor por investigar este tema, sin puntos intermedios", cuenta Alburquerque, quien reconoce que para su compañera ha sido más complicada la cosa.
Ellas ven menos
"Las mujeres ven menos porno y de manera más pasiva. Yo sólo había visto lo que muestran en la tele, softporno, pero nunca porno duro. La primera película que vi para la investigación fue Garganta Profunda y fue chocante. Es mucho más explícito, la cámara está encima", dice Melissa Gutiérrez.
Pero más allá de las dificultades que la investigación trajo para los autores, el resultado fue un libro que cuenta la historia de unos emprendedores que no lograron prosperar.
Según Alburquerque, los chilenos son como tontos pa' la macana, pero la producción ha sido muy escasa. "Nosotros concluimos que el porno en Chile no funcionó por razones que no son tan distintas a las de cualquier otra industria cultural aquí en Chile", apuntó.
Agregó que "el mercado es súper chico, nunca encontraron un modelo de negocios que les fuera rentable. La sanción social de hacer porno en Chile hizo que muy poca gente estuviera dispuesta a aparecer en las películas".
Para Gutiérrez, en tanto, la explicación de este letargo tiene harto que ver con la historia del país. "En Chile venía el tema de los cabarets, el Bim Bam Bum y el mercado de la sexualidad estaba creciendo desde los 50', pero en los 70', cuando se produjo la revolución sexual en el mundo, en Chile estábamos con toque de queda y había cero posibilidad para esta industria", cuenta la autora.
Nuevo milenio
De hecho, hasta este milenio no pasó naipe con el porno chileno. En los 90' se hicieron un par de pelis que salieron corbata, casi clandestinas, a distribuirse en Argentina, donde las hicieron pasar por hechas en ese país.
"La mayor producción se produjo del 2000 al 2007. Se habrán hecho unas quince películas y algunas se pueden encontrar ahora en el persa Bío Bío, pero no les fue muy bien en lo económico porque casi toda la gente tenía acceso a pornografía gratis a través de Internet", cuenta Alburquerque.
¿Y no será nocivo pa' los cabros chicos ventilar tanto estas cuestiones? "No, para nada", dice el autor, "creo que la juventud se pervierte sola y por otras cosas que tienen más que ver con sus frustraciones. A mí me parece súper sano el consumo de pornografía, incluso recomendable para algunos".
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