Crónica

La brutal historia de bullying a una adolescente de Maipú

Un verdadero infierno es el que está viviendo desde el año pasado la familia de la menor V. quien fue sometida a un persistente bullying sicológico por parte de compañeras de curso, al punto que hoy está en tratamiento médico, con depresión y parte de su rostro paralizado.

El segundo semestre del año pasado la joven que entonces cursaba segundo medio en la Institución Educacional Alberto Widmer, de Maipú, acusó a cuatro compañeras de curso de hacerle la vida imposible.

La niña contó a sus padres que las cabras se mofaban de su forma de reír, le hacían burla por su nariz, le ponían sobrenombres y le sacaban la silla.

La menor se sentía tan mal que somatizó su estado anímico con una alergia nerviosa que la llevó hasta una neuróloga, quien  recomendó que, para protegerla, ésta debía cerrar el año de una vez. Ante el diagnóstico y la angustia que vivía la niña, su madre, Claudia Leighton, optó por sacarla anticipadamente del colegio y destinar el verano completo a su recuperación, pagando de su bolsillo el tratamiento.

Pese a su delicado estado de salud emocional, V. pasó de curso y se matriculó en la especialidad de administración en el colegio porque el grupo de niñas que dijo la acosaban se inscribió en contabilidad.

En ese momento, la niña pensó que todo andaría bien. Su madre dijo que terminado el verano, "mi hija había mejorado mucho, estaba muy contenta, la doctora dijo que había tenido una recuperación".

A los pocos días de clases, relata la madre, llegó hasta el curso otra joven que comenzó a molestar a su hija. El director del colegio, recalca, ya estaba al tanto de que la niña había sido sometida a terapia con una neuróloga y se pidió especial atención.

Cuando el supuesto bullying se agudizó, la niña recurrió a sus profesores y fue sometida a un “cara a cara” con la otra joven a la que acusaba de hostigamiento, situación que lejos de solucionar el problema fue peor. “Luego del cara a cara mi hija se encerró en un baño y nosotros pensamos que hasta podría haberse suicidado. Lo que hicieron es muy grave”, dice la mamá.

La Cuarta hizo la consulta al colegio frente a la denuncia. La inspectora Yessica Tapia, quien juntó a las dos niñas en el "cara a cara", dio una versión distinta de los hechos. Dijo que nunca comprobaron los malos tratos, que la supuesta víctima es tímida (por lo cual la orientadora del colegio le recomendó ir al sicólogo) y para ponerla en la buena con la otra compañera siguió un protocolo de mediación con la intención de aclarar sus diferencias.

V. fue retirada del colegio luego del "cara a cara" y su estado de salud se agudizó, presentando una parálisis facial, insomnio y depresión. Hasta el momento la niña está sin colegio.

Los padres hicieron la denuncia pertinente al ministerio de Educación y ahora exigen que el colegio se haga cargo de todos los gastos que han debido hacer por atenciones médicas y útiles escolares que ya no le servirán a la niña. "El colegio sabía de esto y no hizo nada por proteger a mi hija", sentenció la madre.

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