Acusado de administración fraudulenta y lavado de dinero, Julio Grondona roncó como jefazo del fútbol argentino y vicepresidente de la FIFA hasta el día de su muerte.

El hombre trabajó mano a mano con Joao Havelange y Joseph Blatter en la sede de Zürich, y poco antes que estallaran los escándalos de corrupción en el peloteo mundial (2015), el capo paró la chala y, en julio de 2014, viró de este mundo como una blanca paloma.

Don Julio será recordado por siempre como uno de los máximos referentes del peloteo boludo, siendo amo y señor de un montón de pitutos, los que fueron siempre bien aprovechados por su hijo mayor, Humberto, quien desde ayer es el nuevo DT de La Calera.

Claro, Grondona Jr. jugó en el club fundado por su taita, Arsenal de Sarandí, team al que además dirigió sin éxito en 2001.

Humbertito, como cariñosamente lo llamaba su taita, a esa altura ya había iniciado su carrera como DT, la que partió en Racing, Talleres y Godoy Cruz, sin mayores logros, pese a que tenía el cartel de haber sido ayudante de Carlos Bilardo en Sevilla, mítico entrenador muy cercano a don Julio.

Cachando que con el buzo no funcionaba la cosa, Grondona Jr. se dedicó al periodismo, actividad que dejó en 2013, cuando su viejo lo apitutó a cargo de las divisiones inferiores de Argentina, donde sí le dio el palo al gato, y acudió a dos Mundiales.

Ya sin su querido papi como copiloto, Humbertito ha tenido que rascarse con sus propias uñas, y para ello decidió volver al fútbol, nada menos que en el equipo donde hasta hace unos años roncaba Sergio Jadue.

“Me hicieron volver. Voy a trabajar, ya lo tengo todo arreglado, a Unión La Calera, los dueños, los chicos, son amigos. Al menos hasta diciembre”, dijo el reemplazante de Mario Pobersnik.