La denuncia póstuma contra el padre Renato Poblete

Amigo íntimo de San Alberto Hurtado fue acusado de abuso sexual entre 1985 y 1993, por parte de una mujer, época en que era capellán del Hogar de Cristo. Jesuitas confirmaron investigación que busca esclarecer los hechos denunciados y eventuales responsabilidades.

Una acusación que se dio a conocer ayer remece nuevamente a la Iglesia Católica chilena. Esta vez se hizo pública una investigación canónica por una denuncia por presuntos abusos sexuales en contra del fallecido padre Renato Poblete, entre 1985 y 1993.

Por esos años, el hombre de fe se desempeñaba como capellán del Hogar de Cristo, institución a la que le tenía estima por la cercanía que tuvo con su fundador, San Alberto Hurtado. La denunciante sería una joven que en ese período tenía 19 a 20 años de edad.

Con el santo se conocieron en 1940, cuando Poblete cursaba su último año de secundaria en el Liceo de Aplicación. Hurtado resultó ser determinante en su vocación y posterior ingreso a la Compañía de Jesús, institución que hoy lleva a cabo la investigación canónica para esclarecer los hechos.

Sus estudios superiores los hizo en Estados Unidos, donde se quemó las pestañas en Teología y Sociología aplicada a la religión. De regreso al país, ingresó a la Universidad Católica, donde estudió Ingeniería Civil Química. Además, en dicha casa de estudios también hizo clases.

Durante su estadía en el Hogar de Cristo --estuvo desde 1982 al 2000-- incorporó novedosas formas de recolección de fondos, además de instancias de unidad y solidaridad nacional, como la Cena de Pan y Vino o la donación de vueltos en supermercados, entre otras.

Además, incrementó de siete a 46 las filiales de la institución.

A fines de 1991, Renato Poblete adquirió un rol clave como mediador en la liberación de Cristián Edwards, secuestrado por los miembros del Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR).

Entre otras labores también fue parte del directorio del Hogar de Cristo, Fundación Futuro y la Corporación Vida Buena.

Estuvo en la presidencia del Centro de Investigaciones Socioculturales CISOC-Bellarmino y fue Secretario Ejecutivo de la Fundación Padre Hurtado.

En los últimos años de su vida se destacó la labor hecha por los más necesitados y el 2009 la Presidenta Bachelet lo condecoró con el Premio Bicentenario, otorgado por otorgado por la Corporación del Patrimonio Cultural, la U. de Chile y Comisión Bicentenario.

El 18 de febrero de 2010, la muerte lo encontró en la casa de Ejercicios Espirituales del Padre Hurtado, donde participaba junto a sacerdotes, estudiantes y hermanos jesuitas de un encuentro de provincia anual. Un paro cardiaco se lo llevó.

En 2015, las autoridades recordaron su memoria y bautizaron el parque urbano de Quinta Normal con su nombre, el que hoy en día está sujeto a una investigación que buscará aclarar los hechos denunciados y eventuales responsabilidades.

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