Con ataque de caspa tiene el ex gordito Pedro Grez a los profesionales de la salud por su método para bajar de peso que, según dice, lo hizo perder 30 kilos de una.

¡Ah! Y para descartar que fuera pura casualidad, se dio el lujo de volver a subir de peso en las fiestas de fin de año del 2014 para bajarlos, otra vez, durante el verano del 2015 y así probar el sistema.

El hombre cuenta que se mandó todas las dietas del planeta y que llegó a pesar 120 kilos con una estatura de 1.80 metros. Cuando ya estaba dispuesto a meterse cuchilla para achicarse el estómago y era un candidato seguro a la diabetes, se dijo "no me voy mutilar el cuerpo, debe existir otra forma".

Fue así como estudió el tema a concho y después de leerse todas a investigaciones que existen al respecto nació el Método Grez y el libro "Los Mitos Me Tienen Gord@ y Enferm@" que es una recopilación de información nutricional que data desde 1863, y que recoge lo básico de las dietas como la mediterránea, paleo, anti dieta, incluso con la dieta del metabolismo acelerado.

En suma, él concluyó que el drama no está en el consumo de grasas, que al final es el tipo de alimentos que mantienen la saciedad por más tiempo y a raya a la insulina, que es la responsable de almacenar grasas en el cuerpo. En cambio los carbohidratos se transforman en azúcar y estimulan la producción de esa hormona.

Tras probar el cuento con él mismo, Grez pasó de estar a punto de firmar autógrafos como doble de Homero a ser confundido con el guapísimo, Richard Gere, según contó.

El socio aclaró que los resultados no son para todos iguales, que el tema no son sólo los kilos sino la talla y que su propuesta es sólo una invitación para quienes lo han probado todo y han fallado.

COMER SANO

La nutricionista de la Universidad Católica, Nicole Figari, señaló a La Cuarta que una alimentación balanceada sigue siendo la clave.

Agregó que las grasas son necesarias para el funcionamiento, sobre todo las de origen vegetal, pero que en exceso todo es peligroso.

Finalmente, hizo hincapié que el cerebro se alimenta de glucosa y que obviamente se corre un riesgo si se eliminan de la dieta los alimentos que la producen.