Casi siete años han pasado desde que desapareció Sebastián Álvarez Bernales, conocido en las redes como Mente Enferma o ssiiaabb.

Fue el 28 de septiembre de 2017 que se le perdió el rastro al joven en la localidad costera de Curiñanco, región de Los Ríos.

En todo este tiempo las indagatorias para esclarecer qué le ocurrió no han dado mayores resultados. Y ahora, de acuerdo a BioBioChile, la investigación podría concluir.

Según constata el medio, el Juzgado de Garantía de Valdivia pidió una citación para discutir el cierre y archivo de la causa, debido a “el tiempo transcurrido desde la última audiencia y el estado procesal”.

La historia de Mente Enferma

Sebastián Ignacio Álvarez Bernales nació el 26 de julio en Quilpué, región de Valparaíso. Los siguientes años los pasaría en otras comunas aledañas, como Villa Alemana y La Calera.

Fue en su adolescencia que comenzó a usar el look emo. Se pintaba el cabello color negro, usaba maquillaje y lentes de contacto rojos o blancos. Más tarde llegaría a su vida Fotolog, la red que estaba de moda entre los jóvenes.

Álvarez ocuparía ese espacio como una especie de diario de vida. Cada foto que subía iba acompañada de un texto que hablaba sobre la soledad, sufrimiento o ser gay.

De esa forma su cuenta se convirtió en una de las más vistas, lo que le permitió convertirse en una figura famosa de internet cuando aún no había redes sociales como ahora.

Aprovechando esa fama y la oportunidad que se le presentó, Mente Enferma decidió incursionar en la música. En 2006 publicó su primer y único disco, Personalidad limítrofe, cuyas canciones abordaban los mismos tópicos de los que hablaba en su Fotolog.

Esa etapa también resultó ser exitosa. Tuvo shows en varias ciudades y en la capital, por ejemplo, en la sala SCD Vespucio.

“Como él era conocido las niñas trataban de abordarme para acercarse a mi hermano y era un poco molesto eso. Igual estaba contenta porque a él le encantaba tener su música y para él ser famoso era todo”, dijo su hermana María José Álvarez a La Tercera.

Sin embargo, la incursión musical duró poco. En los años posteriores el influencer se centró en otras redes sociales, como Twitter y Facebook.

Fue en esas aplicaciones donde cultivó una faceta mucho más polémica y al mismo tiempo contradictoria. Criticaba sin filtro alguno a las personas con sobrepeso, personas discapacitadas y migrantes, lo que desató el desprecio de varios usuarios de las redes, pero también aumentó el morbo de sus seguidores.

En 2011 se descubrió que compartía fotografías de mujeres con sobrepeso, sin su consentimiento, únicamente para burlarse. Lo anterior provocó que el Sernam se querellara en su contra.

Durante esos años, Sebastián se fue a vivir a Viña del Mar. Trabajó como peluquero, aunque según contó su hermana, no duraba mucho en los trabajos pues prefería ser independiente. En sus redes dejaba claro que le gustaba la noche, beber alcohol y probar los nuevos celulares que salían al mercado.

En la quinta región conoció al exmarine estadounidense Michael Rowe e iniciaron una intensa relación amorosa. El nortamericano tenía 50, mientras que Sebastián 33.

En 2017, la pareja acordó irse a vivir a una pequeña localidad de la región de Los Ríos: Curiñanco. Sebastián buscaba alejarse de su vida anterior, incluyendo los consumos problemáticos que tenía desde hace un tiempo.

“Cuando tomé el bus hacia VValdivia sabía que encontraría algo especial... Pero nunca imaginé que me enamoraría perdidamente de ese rincón, al final del camino, llamado Curiñanco. Fue amor a primera vista”, escribió en sus redes en marzo de ese año.

En las fotografías que aún permanecen colgadas en sus plataformas se evidencia que estaba muy enamorado de Rowe. Pero no todo era color de rosa: el estadounidense tenía problemas con el alcohol y una personalidad fuerte, por lo que las peleas eran algo habitual en la cabaña donde vivían.

“Me decía a veces que ya no aguantaba más, que estaba chato, que Michael tomaba mucho y que se ponía pesado”, contó a La Tercera Fabiola, amiga de Sebastián en esa época.

Tras su llegada a Curiñanco Sebastián aumentó los posteos en los que mencionaba a figuras esotéricas del Tercer Reich, como la Sociedad Vril. También subía con frecuencia fotos de una extraña muñeca a quien llamaba Fabiola Orsic.

El 27 de septiembre de 2017, Fabiola contó que vio por última vez al influencer. Le dijo que estaba harto del comportamiento del exmarine y de las peleas que tenía con él.

Al otro día el influencer le escribió por WhatsApp tanto a su hermana como a su amiga. Los mensajes decían que ya no quería seguir viviendo.

La versión de Rowe fue que Sebastián había salido de la cabaña rumbo al bosque de Curiñanco, acompañado de su perra Violet. Desde entonces que su paradero es desconocido.

Preocupada por el mensaje, María José se comunicó con el exmarine por correo y este se limitó a contestar varios días después que la perra había vuelto, pero Sebastián no.

Cuando ya se cumplía una semana de la desaparición, Rowe puso la denuncia por presunta desgracia en la PDI, solo tras las instancias de la hermana de Sebastián.

Desde un inicio la familia de Mente Enferma ha desconfiado del estadounidense, principalmente por la nula preocupación que mostró tras el extravío.

Hasta hoy la investigación por la desaparición de la estrella emo no ha arrojado resultados certeros. Lo curioso es que, en todos estos años, han aparecido una serie de pistas extrañas en internet.

En la plataforma Minds, aplicación para ganar criptomonedas, una serie de mensajes fueron atribuidos a Rowe. “¿Qué haces si tu novio se quiere suicidar? Si es joven, obviamente tratas de detenerlo y conseguir ayuda. Si tiene 31 años, se hace llamar Mente Enferma y ha ido al psiquiatra y psicólogo toda su vida... Le dije ‘solo hazlo’. El océano está justo afuera de la puerta principal”, rezaba el mensaje.

Luego, en 2019, una cuenta de Soundcloud titulada @ssiiaabb -mismo apodo de Sebastián- compartió un audio en código morse que hacía referencias a Fabiola Orsic.