La ola del cambio

La histórica y masiva marcha para conmemorar del 8M fue el broche de oro del actual movimiento feminista. Miles de mujeres recodaron a las compatriotas que en décadas pasadas también lucharon por la igualdad y acabar con la discriminación.

Fue un verdadero carnaval teñido de violeta. Más de 800 mil personas se volcaron a las calles de todo el país para conmemorar el Día Internacional de la Mujer. Una jornada histórica para un movimiento que unió a diversas organizaciones feministas que luchan por la igualdad de género y acabar con la discriminación.

La Coordinadora Feminista 8M llamó, durante varias semanas, a manifestarse con pañuelos y cintas violáceos. Y tuvo una amplia adhesión: hombres, niños, padres y abuelos se unieron para exigir el fin del patriarcado. Fue la primera vez que Chile se sumó a una huelga internacional de esta índole.

Historia. Pero el movimiento feminista en Chile no es reciente. Tiene una historia larguísima que se remonta a la década del 20, cuando lucharon contra la exclusión de las mujeres de los derechos civiles y políticos.

En esa época se organizaron en centros femeninos, clubes de señoras, círculos de lectura y crearon periódicos. Y también nacieron los dos primeros partidos políticos femeninos de Chile, siendo el más importante el Movimiento Pro Emancipación de la Mujer Chilena (MEMCH).

Tras pelear durante años, en 1934 lograron tener derecho a voto en las municipales. Y recién en 1946 ganaron lo mismo para las elecciones presidenciales y parlamentarias.

La segunda ola feminista se inició durante la dictadura militar. Surgida en 1983, desde el seno del Círculo de Estudios de la Mujer, la agrupación tuvo como objetivo canalizar la voluntad de participación de las mujeres en las protestas. La participación de Julieta Kirkwood -a quien se atribuye la iniciativa- fue decisiva para la creación y desarrollo de este movimiento.

Luego, en 2016, tras el caso de Nabila Riffo y bajo el lema "Ni una menos", el movimiento feminista vivió una reactivación en la historia, que terminó por explotar en 2018 desde las universidades a través de las denuncias de acoso y abuso sexual durante el denominado "mayo feminista".

Fin de la violencia política, sexual y económica; trabajo digno, derecho a la vivienda, nueva ley de migración, derecho al aborto libre, activismo feminista y educación no sexista como derecho social. Esa son algunas de las demandas que el movimiento construyó en el Encuentro Plurinacional de Mujeres a fines del año pasado, y que durante esta semana la Coordinadora 8M se encargó de visibilizar.

Y están listas para seguir trabajando. Porque la marcha les sirvió para consolidarse. "Lo que viene de aquí en más es profundizar el programa que construimos y que ha sido capaz de llamar transversalmente a sectores de mujeres que no necesariamente se sentían convocadas por el feminismo", sostuvo ayer la vocera de la Coordinadora Feminista 8M, Alondra Carrillo.

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