veces cuesta hablar con nuestras hijas sobre la regla, de sólo pensar cuando habló mi mamá conmigo, me da pudor... a mis 13 años pensaba "esta señora que me viene a explicar si ya en el colegio nos han hablado hasta el cansancio". Es que no es fácil, si ya de por si cuesta entenderse con los adolescentes, sobre todo cuando se trata de niñitas, hablar de la menarquia, como se llama la primera menstruación, a muchas nos pone en aprietos.

Una de las claves es hablar con ellas antes de que les llegue, hay que explicarles sobre el sangrado, por qué se produce, cada cuánto tiempo y cuánto dura. Encontrar la toallita adecuada tampoco es fácil. En mi caso, me fui al supermercado y compré todas las marcas y tamaños existentes, debo reconocer que hice una inversión, pero sólo así logró escoger la que más le acomodaba; así como no a todas nos queda bien la misma polera, lo mismo pasa con las toallitas, las que yo uso no necesariamente le tienen que gustar a mi hija.

¿Flores? Cuando mi papá llegó con un ramo porque su niñita ya era una "mujer", me quería morir... mientras yo no quería que nadie se enterara, las rosas estaban a la vista de cualquiera que entrara a la casa. A mi hija le compré una ramo de rosas blancas... no lo quería recibir, me acordé de mi actitud, pero tres días después lo agradeció, son esos pequeños gestos que hacen que nuestra relación sea más estrecha con nuestras hijas.