León macabeo tiene con ojeras hasta el piso a medio Lampa

Cuando Dyango y Coni, los leones del restorán-zoológico “Lampazoo: La hacienda del jabalí” vieron a sus críos Lautaro y Caupolicán, no aguantaron el llanto y rugieron de alegría. Pero no sabían que el futuro les traería una historia de pena y desolación.
Los felinitos son la gran atracción del local temático y atraen toda la atención de los peques que asisten al local, ambientado al más puro estilo de la sabana africana. Tienen ocho meses y fueron separados de su padre a los pocos días de nacer. Ahí quedó la grande.
Resulta que Dyango, a pesar de ser el macho alfa del piño, es de corazón sensible y no estuvo muy de acuerdo con que le quitaran sus retoños, que a los pocos meses ya comían lo mismo que su padre: siete kilos de carne. Un orgullo.
Todas las noches el familión se pone a rugir de tal forma que no deja dormir a los vecinos del sector Los Corrales de Lampa, donde viven unas trescientas familias.
Eso cuentan los que colindan con el hacendado, que ya están chatos y con las medias ojeras producto de la sinfonía en Fa de melena de los gatitos.
“Es insoportable, a veces me levanto porque creo que los leones están rugiendo afuera de mi casa. Algunos días es toda la noche”, dijo una de las vecinas.
César ha vivido toda su vida al frente del negocio y dice que los ruidos molestan, pero más lo enfurece el increíble olor del criadero de jabalíes que tienen en el zoológico y que nutre al restorán.
“Los leones rugen fuerte, pero yo ya me terminé acostumbrando. Lo que no soporto son los jabalíes que en el verano tiran un olor súper fuerte.
Los vecinos elucubran con un posible periodo de apareamiento de los cuchotes y no saben el cuento que hay detrás. Historia que descarta la dueña del “Lampazoo: La hacienda del jabalí”, Carolina Barros.
“Yo me entero por ustedes, porque antes de esto, ningún vecino me había venido a reclamar por los leones”, dice choriza la jefa del local.
Carolina dice que los ruidos de Dyango, Coni y sus grandotes no se dan nunca durante la noche y que sólo ocurren entre las 6 y 7 de la tarde a modo de realizar un marcaje de territorio.
“Yo trato de ser prudente y no les puedo decir a los leones que no rujan. Pero me parece extraño, porque yo vivo a un kilómetro del local y nunca he escuchado ruidos durante la noche”, agregó.
“Yo puedo tener cosas negativas, pero la gente debe empezar a entender que esto es un beneficio para la comunidad”, remacha la dueña, que no tiene ningún problema en conversar con los vecinos.
“Si quieren que haga un estudio por el impacto del ruido, voy y lo hago, pero yo sé que el ruido es muy menor”.
LINDORFO LES PRESTA ROPA A LOS FELINOS
Sebastián Jiménez dice que los leones tienen derecho a expresarse y precisó que tienen mayor actividad de noche.
“Los leones emiten un ruido, pero como lo hacen todos los animales. Allá al que le molestó, pero no podemos callar el instinto animal”, afirmó el experto, que también aclara que en una planicie el ruido del león se puede escuchar muy lejos, pero “depende de la vegetación y estructura del lugar en el que estén”, remachó.
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