Lo que faltaba: suben carro de súpermercado a micro del Transantiago
Cara de nalga, car'e raja, cara de palo o, simplemente, barsa: dícese del individuo que ve la paja en el ojo ajeno o que comete un acto ilícito o reñido con la ética sin siquiera poner el semblante rojo. Patudo, en términos prácticos.
Hace unos días, el ciudadano a pie Juan Pablo Salas pasó la tarjeta bip! en la 103, que une Providencia y San Joaquín, y, ¡oh!, oteó la siguiente escena... Un carro de supermercado vacío al medio del bus, afirmado por dos damas que, boquiabiertas, mascaban chicle, coquetamente.
Enojados, al igual que todos los presentes, JP atinó a sacar su ladrillo inteligente para inmortalizar el fino momento. Así, como que no quiere la cosa, mire que ni el chofer se atrevió a decir algo por temor a ser víctima de un fatality.
En Cencosud, dueño del carrito en cuestión (se ve clarito el verde del Jumbo, ¿o no?), reconocen que es bien poco lo que pueden hacer: que un guardia esté más vivo y sería.
O como bien nos advierte el vendedor Luis Betancourt, de Estrella Solitaria S.A., empresa que hace estos mentados carritos, estamos en presencia de una prometedora Pyme: "El costo como particular está entre los 100 y 120 mil pesos. Hay muchos condominios que los compran". Flor de negocio, oye.
¿Y el Fecor?
Más allá de que la imagen sea un ejemplo de lo barsa que pueden llegar a ser algunos, estuvimos averiguando qué se debe hacer en estos casos. Y si no hay fiscalizador in situ es bien poco lo que se puede hacer...
"El artículo 91 de la Ley de Tránsito señala que los conductores del Transporte Público de Santiago no deben admitir que suban pasajeros con bultos o paquetes grandes que causen molestia a otros usuarios o dificulten su circulación al interior del vehículo. Un carro de supermercado entra en esta categoría", señaló el director de Transporte Público Metropolitano, Guillermo Muñoz.
He ahí el drama... Desde que los choferes no cortan boleto; o sea, desde que su sueldo no depende de las veces que le pasaron la plata del pasaje por mano, todo cambió, viejo... ¿Para qué arriesgarse a pasar un mal rato o comerse un combo por defender el artículo 91?
Rodolfo Cid, secretario general de la Asociación Gremial de los Trabajadores del Transporte (Asttra), lo reconoce: "Si ahora hasta a carabineros les pegan. Por eso es mejor no meterse". ¡Cáspitas!
De pasadita, Cid le tira el palo a Transantiago, porque "nos prometió micrófonos para denunciar. Cámaras y botones de pánico en las máquinas y no pasó nada".
Y todo este barullo por culpa de un cara de nalga, car’e raja, cara de palo o, simplemente, barsa...
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