Agustín Maluenda Ríos, el payaso Pastelito, partió a trabajar a Norteamérica con una idea fija en la cabeza: juntar plata para volver a Chile con un circo propio, y demoró doce años en conseguirlo.

Su papá, del mismo nombre pero más conocido como el Tachuela Chico, dejó de trabajar con su hermano Joaquín (el Tachuela grande), y se convirtió en su socio.

La carpa es un orgullo para la familia. Tiene una capacidad para 2.500 personas, la tela fue fabricada en Francia, en EE.UU. certificaron su calidad y la armó la empresa Carrusel en México, en donde también le dieron un premio por la buena factura que le permite soportar tormentas con vientos de 150 kilómetros por hora, resistir el fuego y los terremotos.

Del valor de su joyita a pastelito no le gusta hablar, pero ha contado que sobrepasa el millón de dólares, los que aún está pagando en cómodas cuotas mensuales.

En el extranjero llegó a ganar 4.500 dólares a la semana en el circo de los Hermanos Vázquez (como 3 millones de pesos), en donde valoraron el talento del tony que solito aprendió a tocar desde los seis años trompeta, saxo, batería, piano, guitarra y a cantar. A pesar de su buen pasar volvió a Chile para estar con su familia.

El circo del Tachuela Chico y Pastelito con esfuerzo también se convirtió en un éxito comercial y gran parte de la responsabilidad es del payaso de 38 años que pertenece a la sexta generación de artistas itinerantes de su familia.

Pastelito fue una esponja que en EE.UU. aprendió a administrar un circo como lo haría con una empresa un ingeniero comercial y aplicó el sistema acá. “Planificamos la temporada con un año de anticipación luego de hacer estudios de mercados, tenemos claro donde estaremos en cada fecha y no cambiamos de lugar independiente del éxito que tengamos como otros que alargan la temporada si la gente les dice: ¡Que se queden, que se queden!”, explicó.

Bajo su carpa laboran 78 personas con contrato, imposiciones, a los artistas extranjeros les sacan visas de trabajo y un prevencionista de riesgo los asesora, por eso el ministerio del trabajo les reconoció el esfuerzo con un premio que los ubicó como los más cumplidores entre otros 32 circos.

Gracias a la tecnología de la carpa además las temporadas son más largas y ya no trabajan seis meses al año sino que diez, porque sólo descansan en junio y diciembre.

Al año los van a ver por lo bajo alrededor de 500 mil personas considerando la capacidad de la carpa y las más de diez funciones que hacen cada semana.

JOYA RODANTE

Como saben que no todos han tenido tanta suerte como ellos la dupla cómica jamás se habría sacado una foto junto a sus lujosos autos como el Ford Mustang, un BWM deportivo y una Hummer que estacionan junto a las tres lujosas casas rodantes que importaron desde Houston (EE.UU.). La más bacán parece departamento porque tiene tres dormitorios, dos baños, living comedor y cocina americana.

“Es importante no olvidar los orígenes. Tengo un tremendo auto, pero el otro día varios tuvimos restricción y anduve en micro sin ningún problema”, contó.

Para pastelito el dinero lo único que le da es la tranquilidad de saber que su familia está bien, “y el mayor lujo que me ha dado la vida es el cariño de la gente que me lo hace saber en todos lados. “Ellos saben de mi sacrificio y celebran mi éxito”, contó.

PREMIADO

Al tony que triunfó en el extranjero le da lata que en su país no tenga el mismo reconocimiento de las autoridades, porque desde que volvió, hace cinco años, ha intentado que un ministro de cultura vaya a una función, y las autoridades hasta ahora no le han dado bola.

Tanta repercusión internacional ha tenido Pastelito que en febrero del 2014, en el festival catalán de Figueres fue distinguido por la crítica y la prensa como el mejor payaso del mundo.

Sobre el futuro Pastelito dijo que ha ofrecido en algunos canales un programa infantil-juvenil, porque su idea es obtener en Chile el reconocimiento que tenía afuera en donde lo trataban como un artista de primer nivel mundial y las autoridades hacían fila para darle reconocimientos por su aporte a la cultura.