Más de 150 estudiantes de la Universidad de Valparaíso, más doblados que camisa nueva y con el copete saliéndoles por las orejas, pusieron en riesgo su vida al trepar a un tren de carga con el etílico objetivo de detener su marcha, mientras celebraban su tradicional paseo a la playa, en Ritoque, Quinta Región.

Como buen viaje universitario, los 15 mil cachorros que celebraron su ingreso a la educación superior revivieron los bacanales romanos y, a punta de mezclas tan extraterrestres como el combinado "pisco-cerveza", "chicha-ron" o "vino con Yupi", despegaron el alma del cuerpo humano.

El atado surgió cuando un piño de cerebritos quiso emular el metro en la hora punta o el "Trans Bombay" y se encaramó en los vagones del tren de carga de la empresa Pacífico Sur, impidiendo que siguiera su paso. "Chucu chucu", gritaban los más lúcidos.

"El ferrocarril no tuvo otra que parar. Realmente yo me asusté, porque la situación pudo ocasionar algún accidente", resumió Gabriela González, matea de cuarto año de trabajo social de la Universidad Santo Tomás y una de las pocas que no tomó ni una gota de melón con vino.

Los estudiantes cufifos aplaudieron la osada acción, pero otros la calificaron como una estupidez, ya que pusieron en peligro caleta de vidas.

El carrete no fue autorizado por la Capitanía de Puerto de Quintero y menos por la muni local, cuyo alcalde pataleó por la jornada de excesos, ya que cuando los cabros se van, dejan la arena manchada con basura, cajas de cartoné y vómito.

El atado ferroviario se resolvió después de 20 minutos, cuando una compañera gritó: "Loreen. Gokú está peleando con Vegeta y se metió Pikachu", ante lo cual todos fueron a mirar la mocha.

"Yo vengo por primera vez y lo encuentro bacán", aseguró Cristóbal Pérez (18), estudiante primerizo de la Escuela Moderna de Música, quien se bajó de una micro y recorrió cerca de un kilómetro para ubicar a sus partners.

Francisco Bonifaz R.