Mieles chilenas van por la corona mundial de las abejas reina

La apicultura nacional se posiciona internacionalmente para disputar mano a mano el prestigio de Nueva Zelanda.

Son muchos los que se asombran de que la miel tenga tantas propiedades para la salud y que hoy se emplee como antimicrobiano y cosmético. Pero en las excavaciones de las tumbas de la realeza egipcia se encontraron vasijas con miel virgen de hace miles de años.

E incluso más: los antiguos egipcios, asirios, chinos, griegos y romanos emplearon la miel para curar heridas y sanar enfermedades del intestino. El viejo y querido Hipócrates, poco aficionado al uso de medicinas, prescribía una receta simple mezclando la miel con vinagre para el dolor; con agua para la sed, y un jarabe miel, agua y sustancias medicinales para la fiebre.

En la vuelta actual al ambientalismo, las mieles chilenas se posicionan internacionalmente en una categoría ya reconocida en los mercados y se atreve a empinarse al nivel de los campeones mundiales de la apicultura: Nueva Zelanda. Para ello ha sido necesario recorrer un camino largo que ahora tiene a los apicultores chilenos en condiciones de exportar, competir y también codearse con los productores principales en citas tan importantes como la Feria Apimondia que se desarrolla en Canadá. Hasta allá llegó una delegación nacional de Honey Group, que nuclea a los exportadores, en una misión de alcances trascendentes.

"Apimondia es la mayor feria apícola del mundo, donde se conocen nuevas tecnologías, novedades y estudios científicos relevantes para nuestra actividad. Se presentan papers de investigaciones que se han desarrollado durante años y que nos actualizan respecto a cómo podemos alcanzar los mejores niveles de producción y exportación", reseña la representante de Panales del Sur, la ingeniera Pamela Valdés.

Esos mismos estudios han comprobado que la miel tiene propiedades antioxidantes, antibacterianas y antiinflamatorias. Por eso, durante mucho tiempo ha sido empleada para el tratamiento de infecciones, incluyendo abscesos, heridas quirúrgicas, heridas traumáticas, quemaduras y úlceras de diferente origen. Estos efectos se deben a la acción antibacteriana de la miel en general, secundaria a su alta acidez, al efecto osmótico, el contenido de antioxidante y de peróxido de hidrógeno. El establecimiento por parte de la investigación de la existencia de componentes bioactivos presentes en la miel ha conducido a un reconocimiento general del producto como un valioso agente natural terapéutico.

La "Roja" de las abejas reina y obreras

Nueva Zelanda tiene hoy la corona o, mejor dicho, monopoliza las mieles del éxito y prestigio. La miel de manuka -un arbusto- es altamente cotizada a nivel mundial por sus cualidades antibacterianas y en ese país le asignaron un sello de calidad mundial: el UMF o Unique Manuka Factor, que le permite cobrar más de $100 mil por un kilo.

Sin embargo, ahí está la clave de la proyección chilena en el mercado de las abejas reina. La investigadora Gloria Montenegro, de la Universidad Católica, ganadora de diversos reconocimientos por su gran aporte a la investigación, ha demostrado que las mieles chilenas -como las de ulmo, el quillay, el diente de león, y otras del sur- tienen iguales o mejores propiedades antimicrobianas y fungicidas.

Por ello, y aprovechando el desarrollo de la industria, los apicultores nacionales crearon un factor de certificación que les permita competir en las ligas mayores: el UPF, Unique Patagonia Factor. Incluso, la académica y su equipo realizan una importación de mieles de manuka, con la autorización del SAG, para comparar sus propiedades con nuestra producción de alto estándar.

Sello Native Honey Factor

La doctora Montenegro lleva años estudiando la miel, el polen y el propóleo y junto a su equipo de la Facultad de Agronomía de la UC establecieron el sello Native Honey Factor (NHF), que no sólo asegura que el origen de la miel sea una flor nativa chilena, sino que también certifica su nivel de compuestos activos antibacteriales. Estudiaron 4 bacterias y los efectos de la miel de ulmo sobre ellas. "En esto somos distintos a la miel de manuka-, que sólo prueba su efecto en el staphylococcus aureus", garantiza.

Para el análisis, la experta y su equipo ponen una bacteria en una placa de Petri, y en el centro le agregan extracto de miel. "Esto produce un halo, una circunferencia desde el orificio, que va matando las bacterias en un diámetro. Ese es el halo de inhibición, que se mide en milímetros", dice Montenegro. Luego lo comparan con la penicilina, estreptomicina y otros medicamentos que controlan estas bacterias. "Hemos probado que la miel de ulmo tiene un halo de inhibición mayor que muchos antibióticos sintéticos. Es muy medicinal", afirma la investigadora, confiada en que nuestra miel puede competir, con buena salud y merecido prestigio, en los mejores mercados del mundo. Hasta que las abejas chilenas logren hacer tambalear la corona de las actuales reinas…

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