Así fue el millonario robo de oro en una mina de Taltal: se llevaron casi 1 millón de dólares

Casi un millón de dólares sustrajo una banda aparentemente organizada desde la Minera Guanaco. Ingresaron por el techo en la madrugada, amedrentaron a los operarios y se llevaron unas 500 onzas de oro. Antes, la faena había sufrido un intento de robo de características similares en junio, pero pudieron frustrarlo sus mismos trabajadores. La situación preocupa a las autoridades porque parece ser cada vez más habitual. De hecho, algunos diputados exigieron Estado de Excepción para frenar la escalada de violencia.

A las 00.50 horas del jueves, era ese momento de la jornada: en la Compañía Minera Guanaco de Taltal, región de Antofagasta, faena donde se produce principalmente plata y oro, los operarios de la refinería procesaban el fundido del metal precioso dorado. Era el paso final para la obtención de los lingotes.

Afuera, en el kilómetro 1198 de la Ruta 5 Norte, desde hace unos minutos aguardaban seis individuos, todos armados, a bordo de cuatro camionetas. Probablemente sabían qué era lo que pasaba en ese preciso instante. Entonces, podemos imaginar, se dieron alguna clase de señal antes de echar a andar todo lo que planificaron.

En cuestión de minutos, los sujetos sorprendieron a todos en la minera. Ingresaron por el techo y tres de ellos se abalanzaron contra la guardia de la refinería. Los encañonaron y los obligaron a tenderse en el suelo, para que la otra mitad pudiera perpetrar el ataque con mayor facilidad.

Claro, también aprovecharon la ocasión para robarles sus teléfonos celulares, y al guardia, que opuso cierta resistencia, lo golpearon salvajemente, provocándole algunas lesiones.

“Los dos trabajadores afectados fueron atendidos por personal de la empresa alertado por la central de vigilancia, no registrando heridas de gravedad”, informaron luego desde la minera, mediante un comunicado.

Más tarde, habiendo controlado el escenario a su merced, los antisociales fueron por el botín: sacaron casi cien bandejas que se ubicaban en el horno de secado y que contenían el metal precipitado, unas 500 onzas de oro, avaluado en unos $700 millones de pesos. Cargaron todo en las camionetas y rápidamente se dieron a la fuga por rutas secundarias del sector.

Desde la faena se comunicaron de inmediato con Carabineros. La institución se hizo presente en el lugar a eso de las 02.30 horas de la madrugada. En el camino, constataron, los delincuentes habían tomado toda clase de precauciones para sacar adelante el robo con tranquilidad: habían dispuesto en distintos sectores del camino lo denominados “miguelitos”, trampas construidas por varias púas metálicas afiladas de unos pocos centímetros de largo, y dispuestas en forma de tetraedro de modo que puedan pinchar gomas y detener a los vehículos.

“Un grupo de individuos ingresó a la minera con armamento e intimidando a la gente que estaba en el lugar, lo que produjo el robo de material precipitado”, diría después, frente a los micrófonos, el comandante Francisco Franzani, subprefecto de Los Servicios de la Prefectura de Antofagasta.

Y haría una precisión: “Hay que entender que la minera no está en el espacio urbano de la ciudad, está distante y en caminos de tierra generalmente, pero sí hacemos patrullajes que se planifican”. El uniformado apuntaba a que, algunas horas antes del ataque, Carabineros del Retén Alemania, dependiente de la 1ª Comisaría de Taltal, había concurrido a la empresa en el marco de los patrullajes que realizan a diario en ese terreno, bajo su jurisdicción.

La Fiscalía solicitó que personal de Labocar y del OS9 se hagan cargo de las diligencias investigativas de este asalto a la empresa “con el objeto de conocer a los responsables y la dinámica de los hechos cometidos”.

Mientras, desde Guanaco lamentaron que se trata del segundo ataque en un lapso corto de tiempo. “(La minera) había sido víctima de un intento similar de robo el pasado 15 de junio”, precisaron en un comunicado. En aquella oportunidad, se puede leer, “también individuos premunidos de armas de fuego redujeron a trabajadores de la empresa”.

Sin embargo, “la situación fue desbaratada al hacerse presente un vehículo de vigilancia, el que resultó con impactos de perdigones en su carrocería”.

Como era de esperar, el hecho no pasó desapercibido, mucho menos para las autoridades. En ese sentido, la seremi de Minería, Macarena Barramuño, señaló que esta clase de situaciones presenta un desafío para ellos y para los representantes de las empresas: “A fin de generar una instancia de coordinación, que no sólo enfatice la seguridad al interior de las faenas sino también para adoptar las medidas de prevención de estos delitos”.

En tanto, el diputado de la región de Antofagasta, Jaime Araya (IND), sostuvo que “es gravísimo lo que ha ocurrido. Efectivamente trabajadores de la minera Guanacos se contactaron conmigo para manifestarme una vez más que están muy angustiados por la situación”.

Y más tarde se dirigió al gobierno: “Esto solamente ratifica la necesidad de decretar Estado de Excepción en la Macrozona Norte (…); así que hacemos un urgente llamado al gobierno a tomar este antecedente a la brevedad”.

Su par, Sebastián Videla, se sumó a sus palabras: “Hemos exigido incansablemente que se decrete un Estado de Excepción constitucional por grave alteración al orden público en el norte. Le pedimos a la ministra que por favor lo decrete, le pedimos al gobierno de Chile que hoy escuche al norte”.

Lo de Guanaco se suma a lo que ocurrió hace menos de un mes en Minera Las Cenizas, también en Taltal, cuando una banda organizada sustrajo toneladas de cobre, luego de amedrentar a sus trabajadores y retener a un guardia, que fue golpeado y liberado recién a algunos kilómetros de la faena.

Así las cosas, esta clase de asaltos no sólo preocupan por el nivel de la violencia aplicada… sino porque, además, parecen ser cada vez más habituales.

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