La Cuarta Dimensión: Los misterios del cementerio de Punta Arenas

Es un recinto asombroso, tanto por la particularidad de sus tumbas como por las historias que guarda entre sus muros.

Uno de los cementerios más hermosos del mundo está en Punta Arenas. Fundado hace 124 años, el campo santo guarda los vestigios de una ciudad que se forjó gracias a los inmigrantes, entre ellos una mujer, Sara Braun.

Rusa de nacimiento, pero con el corazón sureño, se convirtió en una filántropa que ayudó al progreso de la ciudad. Ella donó las puertas principales del recinto ubicado en Avenida Bulnes, las que nunca se han abierto, ya que la mujer pidió que sólo se usaran cuando ella falleciera, pero murió en Viña del Mar.

Aún así, hay quienes dicen que el alma de Braun se siente en el sitio. Su espíritu altruista y amor por Punta Arenas hicieron que su ser continuará en el lugar que tanto quiso. Hay quienes aseguran que se ve a un espectro cruzar el cerrado portal de madera, algo que sólo lo podría hacer ella.

Aunque la historia más conocida es la del "indiecito". Entre el colorido y las cruces de hierro, se encuentra una estatua enigmática. De su cuerpo cuelgan obsequios, mientras a su lado cientos de placas le rinden pleitesía.

Sobre su origen poco se conoce, sólo se sabe que fue encontrado muerto en el centro de la ciudad. Su cuerpo no fue reclamado y se le identificó por sus rasgos indígenas.

Depositado en una tierra común, al pasar los días, los empleados del cementerio comenzaron a observar una presencia extraña durante las noches, justo en su lecho de muerte.

La sombra de un hombre bajo deambulaba buscando la paz arrebatada. Fue así que un trabajador le comentó a su esposa del espeluznante espectro que los atemorizaba y ella optó por irle a rezar.

Se paró frente a la tierra y comenzó sus plegarias para que el hombre descansara. Dejó unas velas y amuletos, los que fueron cambiando en el tiempo. Los visitantes comenzaron a tomarle cariño al indiecito, como le llamaron.

Su popularidad y milagros aumentaron, fue así que se construyó una estatua en honor al patrón del cementerio, con un curioso ritual, el que quiere volver a Punta Arenas debe besar los pies del inerte indígena.

El cementerio es una de las principales atracciones de la capital de Magallanes, y si quiere regresar, ya sabe lo que debe hacer.

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