¿Mosa Ministro de Deportes? "Lo que me pida la Presidenta Bachelet"

El jefe de Blanco y Negro, Aníbal Mosa, muestra por primera vez su lado más político y analiza la sociedad chilena, a la cual conoció cuando tenía seis años y a través de los partidos de Colo Colo.

En la esquina de Avenida Ossa con Francisco Bilbao, Aníbal Mosa detiene su vehículo y compra los chocolates que después reparte entre las funcionarias del Monumental.

No lo hace en un comercio establecido. Los adquiere entre los jóvenes inmigrantes que buscan una oportunidad en Chile, tal como lo hizo su familia hace 46 años.

"En eso hemos cambiado como sociedad. Antes no nos importaba de donde veníamos, interesaba más cómo era la persona", lamenta el patrón de Blanco y Negro.

Luego ,asegura que "las personas que discriminan a los extranjeros están equivocadas, porque Chile es un país de migrantes. Y por último, debemos ponernos en el caso de esa persona que tuvo que abandonar todo para ir en búsqueda de mejores oportunidades, por eso hay que recibirlos con cariño".

Amor que demuestra a través de la fundación que formó con sus hermanos y que busca ayudar a los refugiados sirios a tener un mejor pasar.

"Hemos traído a una veintena de personas, son cuatro familias, y queremos traer a más gente. Pero también hubo un programa que implementó la Presidenta Bachelet que trajo alrededor de 30 familias y que instaló en Macul", cuenta.

¿Al Estado?

Es aquí donde aflora el lado más político de este hombre que prefiere que lo llamen "comerciante" y no "empresario".

Porque Aníbal reconoce que sus ideales están cargados a la izquierda y confiesa que la voz del pueblo lo ve como alcalde o parlamentario. "La gente me ha pedido que ejerza un cargo. Y si bien me gusta el servicio público, porque heredé esa vocación de mi padre, hoy estoy concentrado en Colo Colo", asevera.

No obstante, hay una mujer que podría cambiar esa decisión. Se trata de la Presidenta Michelle Bachelet, a quien admira profundamente. "Nosotros tenemos una tremenda líder. Es un patrimonio de la democracia chilena y hoy es una alta comisionada de los derechos humanos de la ONU y quién sabe si el día de mañana logra ser la Secretaria General", la llena de elogios.

Y acto seguido se pone nervioso, cuando le preguntamos si sería su ministro de Deportes, en un eventual tercer mandato de la ex Mandataria. "Si ella no es Presidenta…", intenta sacarse los pillos y cuando lo apuramos, responde categórico: "Lo que me pida la Presidenta Bachelet, lo haría".

Ataques en redes sociales

Sin embargo, la exposición pública no siempre ha sido amable con el mandamás de la concesionaria blanca.

Las redes sociales lo vapulean cada cierto tiempo y lo acusan de ser un consumidor de cocaína. "Conozco quien soy, mi condición, conozco mi salud, mis capacidades y mi familia, que es lo que más me interesa a mí, sabe quien soy", sentencia. ¿Niega el consumo de drogas? "¡Por supuesto! ¡Ninguna!", añade firme. Y con la mirada fija en quien firma esta nota, sugiere: "Habría que preguntarles a las personas que escriben eso, por qué lo hacen. En todo caso, no me incomoda el tema. Han dicho un montón de cosas de mí, pero eso está en la mente de las personas que escriben esas cosas, pero -como te digo- no me incomoda ni me molesta".

La mítica final

Sin redes sociales, el hombre que pasó gran parte de su vida en el sur de Chile dice que prefiere quedarse con las opiniones que la gente le entrega en la calle. Aunque reconoce que lee con atención los dos informes que le preparan sus asesores comunicacionales de forma diaria.

El accionista del Cacique reflexiona cuánto ha cambiado esta larga y angosta faja de tierra. "Hoy es otro Chile. Antes la sociedad era sencilla. Hoy hemos evolucionado hacia el poder económico y las comodidades, pero hemos retrocedido en cuanto a los afectos. Hoy estamos más apegados a lo material y no tanto a lo afectivo", medita.

Y extraña esos días en Frutillar Alto (el lado menos pudiente de esa zona), donde niños chilenos lo trataban con cariño de "Turquito" y lo invitaban a ver los partidos de Colo Colo en la tele de la señora Sonia.

"Era el equipo de 1974. Tenía como seis años y el fútbol me sirvió para aprender español y empaparme de la cultura chilena, de sus costumbres y sus pasiones", rememora.

Año más tarde y ya con su primer ídolo retirado (Carlos Caszely), Mosa se hace cargo del supermercado Mundial y vive en un pequeño departamento en Puerto Montt.

"Con un grupo de amigos, nos compramos un Sony Trinitron y vimos el partido contra Olimpia en 1991. Con una piscolita y un picadito disfrutamos de la final y de ahí salimos a festejar en la plaza de Puerto Montt", describe feliz.

Y el mismo gesto de ensueño se repite cuando proyecta un nuevo estadio para los colocolinos e infraestructura de lujo para las series juveniles. Porque ese es el gran legado que desea dejar en el Popular y quizás después, escuchar el llamado de Michelle.

"Para ser bien honesto,¨Paredes no habla del récord"

La relación que tiene Aníbal Mosa con Esteban Paredes trasciende lo laboral. El patrón de Blanco y Negro y el goleador histórico del fútbol chileno cultivan una amistad que le permite al empresario tomarse ciertas licencias.

Una de ellas fue lo que le dijo al ariete, tras su conquista 215. La misma que lo puso a la par de "Chamaco" Valdés en lo más alto de la tabla de goleadores de Primera División.

"Tremendo golazo que te pegaste weón", le susurró al oído en el camarín. Claro que la fiesta no fue completa, "porque teníamos el chancho cocido y Palestino nos empata sobre la hora".

Sin embargo, mañana podría haber una revancha, si es que el nacido en Cerro Navia marca el tanto 216 y los blancos le ganan a Cobresal en la Ruca (20 horas).

"Le preguntamos que podíamos hacer y nos contestó: 'lo que ustedes quieran'. Es que para ser bien honesto, él no habla del récord. Más preocupados estamos nosotros y ustedes (la prensa). De lo que sí está preocupado es que consigamos una victoria, porque le interesa más lo colectivo que lo individual".

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