Mucama sopló los mejores cacheteos de "El Valdivia"

En cinco meses más el Hotel Valdivia, motel que hace más de cincuenta años permite el cacheteo en piezas exóticas, bajará sus cortinas hasta nuevo aviso. Con su partida, serán cientos de historias las que se quedan en el lugar.
De hecho, cuando a Magaly Briones le preguntan por las anécdotas que guarda el volteadero más querido de Santiago, echa andar la máquina de los recuerdos y se ríe solita. “La última fue para el terremoto”, suelta.
Según cuenta una de las camareras más antiguas del palacete parejero, ubicado en García Valenzuela 045, el día que la Pachamama se movió como jalea, quedó la tendalá en los niditos de amor.
“Las parejas se vistieron como pudieron y empezaron a salir de las piezas. Más encima se cortó la luz y nosotros, los funcionarios, no podíamos asustarnos, teníamos que orientar a la gente”, explica la mucama.
Lo más sorprendente, cuenta Magaly, es que el guaracazo terrestre no logró funar por completo la pasión sexual. “Después que pasó el susto, fuimos a revisar las habitaciones y en la pieza japonesa encontramos una pareja que dormía abrazadita y plácidamente. O sea, ¡nunca se enteraron de que hubo un terremoto!”.
Con más de veinte años trabajando en el parador más lúdico de la capital, esta mujer ha sido testigo de cómo se comportan los amantes chilenos a la hora del sagrado cacheteo.
Según dice, ahora son las mujeres las que le ponen más entusiasmo a las citas. “Ellas son las que llaman para reservar y elegir las piezas. La preferida es la egipcia”, afirma Magaly.
Todavía hay tiempo de alcanzar el cielo en estas piezas temáticas. "Cerraremos en abril, pero la idea es irnos cerca del sector", confirmó al diario pop el dueño, Abelardo Mella.
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