Ni el frío cielo de la precordillera de Puente Alto pudo contener las lágrimas durante el último adiós a la parvularia Natalia Zúñiga (25), y una triste lluvia acompañó a los cerca de 300 asistentes al funeral.

El llanto de las nubes se confundió con la pena de los deudos justo cuando los familiares de la educadora asesinada en San Bernardo pronunciaban sentidas palabras en honor a la "tía Naty".

El contador Néstor Zúñiga (31), hermano mayor de la profesional y quien recibió la llamada en que la joven avisó el martes que estaba secuestrada, se refirió a ella como "una pepita de oro que nació en Andacollo", cuyo brillo iluminó por 25 años a su familia.

Sus papás, Alejandro y Eduvina, confesaron que no saben cómo podrán seguir viviendo sin su regalona, quien vivía con ellos en la villa La Vara de San Bernardo.

La policía sigue trabajando para aclarar el crimen de la lola scout, quien fue raptada cuando iba a tomar la micro, recibió 4 puñaladas en el cuello y luego fue quemada.