El jardín infantil Mariano Puga está ubicado en la frontera entre La Legua Emergencia y la población antigua. Allí alrededor de 50 niños son cuidados por un grupo de tías que se sacan la ñoña diariamente para darles el preciado calor de hogar.

La vida de los peques transcurre feliz en una mezcla de juegos y aprendizaje mientras sus padres salen a ganarse el pan familiar.

La mayor parte del tiempo los peques se desarrollan plácidos, salvo en las pocas ocasiones en que una tostadera de balazos interrumpe el idílico mundo infantil.

Las tías del jardín, perteneciente a la Fundación Integra y que opera gratuitamente hace 4 años en La Legua, tienen claro que la realidad chilena no es comparable a la de México, donde una parvularia cuate salvó a niños de un tiroteo de narcos (ver nota superior), pero igual tienen un protocolo de seguridad y actúan inmediatamente para evitar que los pitufos se descompensen al escuchar las ráfagas de balas.

"No es normal que haya disparos. Son más bien episodios aislados. Cuando eso pasa, generalmente en el horario de tarde-noche, hay un protocolo de emergencia , donde entrarían acciones como balaceras", dijo la dire del jardín, Ximena Bravo (en foto principal).

Agregó que cada tía tiene un rol. Si algo pasa y los niños están en el patio, las parvularias invitan a los niños a pasar a la sala y mantienen la calma. Una vez que se ubican en la zona de seguridad, realizan una actividad con los chicuelos: "Bajamos a la altura del suelo e invitamos a los niños a sentarse o agacharse. Si hay mucho ruido se les canta o se comienza la lectura de un cuento, generalmente de animalitos. Esto no dura más de diez minutos y para los niños pasa inadvertido, agregó la educadora.

Para la tía Karin, técnico-parvulario del jardín, "acá niños y educadoras estamos acostumbrados".

Por otro lado, la directora remachó que el heroico acto de la maestra mexicana, Martha Rivera, es digno de imitar: "Martha es un ejemplo, pero nosotras actuaríamos igual. Ella tuvo claridad".

María Alicia Cáceres Martínez dirige el jardín infantil "Nuestra Señora Victoria" de la emblemática población La Victoria, que funciona desde el año 1970.

Cuenta que en la pobla a veces hay "mejicanas" (o quitadas de droga), pero nada ocurre cerca de su jardín. "Nuestra máxima seguridad es un portón eléctrico. Acá actuamos en conexión con la población. Hablamos con todos y no hay discriminación. Acá valen los niños, no importa que sean hijos de narcos, adictos u obreros".