¡La Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, URSS, en sus siglas en español, no ha muerto, camaradas!

Vive en el corazón de los nostálgicos, a pesar de la KGV, Siberia, y Ramón Mercader, el asesino de Lev Davidovich Bronstein, alias Trotsky, el último revolucionario.

¡Arriba los pobres del Mundo, de pie los esclavos sin pan! ¡Bailemos salsa al ritmo de La Internacional!

Ya, pongámonos serios. Gracias al fervor revolucionario del jefe de la familia, el marino Oliverio Rojas Bustos, que en 1937 conoció desde dentro a la URSS, hoy sus hijos van por el mundo mochileados con nombres tan poco conservadores como Stalin, Lenin, Timochenko, Yeremenko y Vishenko. La hermana se llama Revolucionaria Rojas.

Esta señora jamás podría ser concejala de la UDI, por ejemplo, pero su nombre calza perfectamente para ocupar el cargo de comisario político del Partido Comunista.

Tras regresar a Valparaíso Oliverio se casó con Teresa Jhonson Chabales, con quien tuvo 18 hijos. A todos los bautizó con el nombre de sus ídolos, incluyendo al pelao Lenin.

HISTORIA

Hoy Timochenko Rojas Cataldo (67), dirigente deportivo y vecinal de Quebrada Verde, en Playa Ancha, repasa junto a La Cuarta la historia de su familia que va desde la Revolución Rusa hasta la Guerra Fría.

Timochenko se llama así en recuerdo al mariscal Semion Timochenko, capo del Ejército Rojo, vencedor de los nazis en Stalingrado, galardonado dos veces con el título de "Héroe de la Unión Soviética", la Orden de la Victoria, cinco veces con la Orden de Lenin y una con la de la Revolución de Octubre.

"Soy simpatizante del Partido Socialista, me defino como un socialista y nacionalista, porque los principios que mi padre nos inculcó fueron muy importantes", nos contó este maestro de la construcción que vive en una casa que construyó con sus propias manos.

-¿Ha tenido algún problema o talla con su nombre?

-Sí, sobre todo en mi juventud. Cuando me tocó hacer el servicio militar el año 1958 se me quitó la vergüenza. Con los militares estaba obligado a gritar y presentarme como ¡Timochenko, señor! Fue así como fui dejando de lado mi otro nombre, que es Ángel. Tuve serios problemas durante el gobierno militar. Ellos pensaban mal de mí, pero cuando me conocían como dirigente se daban cuenta que era un buen líder de los vecinos. Apolítico.

-¿Conversaba con sus hermanos sobre sus nombres?

-Sí, pues. Lo conversamos muchas veces con la Revolucionaria y el Vishenko. Creo que en Rusia tengo otros hermanos, porque mi taita era un marino muy picarón.

-¿Alguien de la familia siguió en esta onda?

- Sí. Mi hermano Yerimenko le puso su nombre a su hijo, que actualmente es un universitario. Pero a mí me dio cosa, porque sabía que mis cabros iban a tener problemas.Los bauticé con nombres normales, a pesar que hay gente en la familia que quiere seguir con este leseo y ya veo en futuro a nietos que se llamen Mao, Che, Salvador, Ho Chi Min.

F.Bonifaz/M.Vega