"Yo odio el 18": la historia tras el primer caso de la Ley Emilia

En medio de los festejos por las Fiestas Patrias, este 2019 se cumplen cinco años de la muerte de Pablo Ascencio, quien fue arrollado por un sujeto en estado de ebriedad, que se fugó y que fue formalizado.

"A Pablo lo vi en una camilla en un pasillo del Hospital Carlos Van Buren. Estaba solo. Fue un milagro verlo ahí y nos acercamos con mi otro hijo, Pedro. Pablo estaba agonizando, inconsciente. Le hablamos. Sé que él nos escuchó, pues se puso a respirar vigorosamente. Lo abrazamos. Le dije 'Pablo, soy tu papá. Está tu hermano acá. Pablo, estás muy grave. Hijo, descansa'. Pablo respiró más agitadamente, movió los brazos. Y lloró. Sé que estaba con nosotros".

A cinco años de la muerte de Pablo Ascencio, su padre, Pedro, recuerda con esos detalles el momento más impactante de su vida: el día en que le susurró a su hijo mientras agonizaba tras haber sido atropellado por un borracho cerca del casino de Viña del Mar. Un caso, por lo demás, emblemático para la justicia chilena, toda vez que el conductor Gonzalo Rojas se convirtió en el primer condenado luego de que entrara en vigencia la Ley Emilia, en plena celebración de Fiestas Patrias.

Por estos días podemos ver al arquitecto Pedro Ascencio en un aviso televisivo de la Conaset y Senda, con el mensaje "Yo odio el 18", donde cuenta cómo fue el accidente de su hijo, quien a sus 24 años estaba a poco de titularse como arquitecto.

"Nos contactaron en agosto para que analizáramos nuestra participación. Después de hablarlo en familia creemos que era bueno hacerlo, porque con esto se pueden remover fibras. Humildemente, creemos que vamos a aportar a concientizar", cuenta Pedro, quien ha recibido varias muestras de apoyo y agradecimiento por su valentía.

Seguir para adelante

El 21 de septiembre de 2014, cerca de las 2.30, Pablo fue arrojado a 20 metros por un vehículo que hizo un movimiento indebido a 60 kilómetros y en luz roja. El sujeto arrancó hacia un departamento en Recreo, donde fue encontrado por Carabineros en momentos que dormía. Un alcotest arrojó 1,77 gramos de alcohol por litro de la sangre. A las 7.20 fallecía Pablo Ascencio.

Tras recibir una pena sumada de nueve años de prisión, la que fue ratificada, incluso, por la Corte Suprema, la defensa del victimario apeló en la Corte de Apelaciones de Valparaíso, donde logró una importante rebaja: se le otorgó el beneficio de libertad vigilada intensiva.

Si bien el tipo se fugó, algo a lo que pone énfasis la Ley Emilia, el juez encontró validez a la explicación de la defensa: el chofer arrancó para evitar un linchamiento.

- Usted pudo haber seguido con acciones civiles, pero lo desestimó, ¿por qué?

Porque nadie nos podía asegurar en qué terminaría. Son dos opciones: o seguir en la misma o seguir para adelante... Es súper injusto. Las penas debieran tener equilibrio con el daño que causan. Lamentablemente, acá se mezcla la justicia civil con los Derechos Humanos (DDHH), los jueces aplican criterios interpretativos.

- Pedro, ha pensado en que se lo podría topar en la calle...

No lo he pensado. No merece atención. Mira, mucha gente no ha tenido la "suerte" nuestra, familias que no han podido cerrar los procesos, que tienen pruebas insuficientes. En nuestro caso hubo un cierre, donde Carabineros y la PDI hicieron bien su trabajo.

- Usted hace un llamado para tratar de hacer un giro en la sociedad. ¿Por qué cree que estas cifras no bajan pese a la presencia de esta ley?

No existe conciencia de que manejando así eres un delincuente. Se le llama de mala manera accidente, pues es un crimen. En esas condiciones usas el auto como arma. Debiera haber otras sanciones...

- Cómó cuales, Pedro.

Se dice mucho que así se llenarían las cárceles, pero eso no es necesario; hay que quitar las licencias, algo que sí pasa en otros países. Por ejemplo, a mi cuñado que vive en Israel lo pillaron manejando curado y le quitaron la licencia por un año. El juez le dijo que para la otra se iría preso por dos años. No lo hacen más.

Temas Relacionados

COMPARTIR NOTA