La parroquia de Santo Toribio en Curanipe, que pertenece a la Diócesis de Linares, se ha transformado en la morgue del lugar, hasta donde los deudos van a reconocer a las víctimas de esta tragedia.
En las afueras, una mesa y tres sillas son ocupadas por quienes están a cargo de coordinar el retiro de cuerpos, que son llevados por personal de salud, Bomberos, Carabineros y del Ejército que trabaja en las tareas de rescate.

"Se habilitaron unas dependencias de la parroquia para recibir los cuerpos y el Ejército traslada aquellas víctimas hasta Chanco, en caso de requerirse  mayores análisis. Estamos coordinados, pero es un pasar muy doloroso", aseguró el sargento primero Armando Veloso del Laboratorio de Carabineros de Talca (Labocar).
Mientras los familiares llegan hasta la parroquia, los policías entregan mascarillas a los cercanos que ingresan  a reconocer los cuerpos.

El drama es que están apareciendo muchos cuerpecitos de niños que no han sido reclamados, por lo que se presume que sus papás también perecieron en la tragedia.

Pese a que las víctimas aún no alcanzan al centenar, se teme  que esta cifra aumente considerablemente, ya que el mar arrasó con el camping de Curanipe que la noche de la tragedia se encontraba a plena capacidad (unas 1.500 personas).

"Nosotros hemos hallado tres cuerpos esta mañana a pocos metros", manifestó el teniente coronel de Carabineros Julio Sagredo, a cargo de la seguridad en la costa sur.
Los funcionarios utilizan herramientas especiales para  realizar "punciones" y ubicar a más víctimas.