Pega mató al Tío Cosa: ¡No le cabía el casco!

Rodrigo Iturra (28) era lo más parecido que había en Los Andes al Tío Cosa, de Los Locos Adams. Su metro de dreadlocks que le llegaba "más abajo del poto, casi a las rodillas", lo hacía inconfundible.
El camarógrafo siguió cinco años la onda rastafari y se alejó porque "es difícil llevar su filosofía, tienes que vivir en comunidad, respetar muchas normas y yo no las respetaba".
- ¿Cómo cuáles?
- Quería tomar cerveza y revolverla un poco.
De todos modos su pelo siguió creciendo sin el mal olor que afecta a algunos pocos cochinos que incluso tienen bichos entre medio.
El cuidado que "Rorro" le dedicaba a su cabeza de chaleco era significativo. La lavaba cada dos días con "un buen shampoo", en invierno debía esperar como una hora que secara, y una vez al mes dedicaba un día al tejido de las 45 cuerdas que salían de su mate.
Su padre, al principio, se espantó con la transformación de la peluca del comunicador audiovisual. Para un militar en retiro no fue fácil la metamorfosis, "pero con el tiempo lo aceptó e incluso él me tomó las fotos cuando me lo corté", explicó.
El fin del casi medio kilo de dreadlocks tiene relación con la pega del flamante pelado. Hace dos semanas trabaja en una productora audiovisual en Santiago que le presta servicios a una empresa minera, y por razones de seguridad el empleado debe usar el pelo corto, en otras palabras: ¡No le cabía el casco con tanta cuestión en la cabeza!
"También creo que cumplí un ciclo, diez años es mucho tiempo", verseó.
DOS HORAS
Un amigo peluquero se ofreció a guillotinarlo y demoró dos horas en hacerlo. "Rorro" vio con asombro cómo se convertía en una persona "normal" que se consuela con la ilusión de hacer una peluca con los restos que guarda en su cama.
- ¿Te pesaba la cabeza?
- Sabes que ahora tomándole el peso... igual pesaba. Pero como lo tenía hace tanto tiempo no me daba cuenta.
- ¿Cómo te encuentras?
- Cómo tener la cara del colegio, pero más viejo.
- ¿Tienes pareja?
- Más o menos, pero igual fue aprobado por ella.
- ¿Alguien te discriminó por tu apariencia?
- No, pura buena onda, pero cuando iba por la calle se acercaba la gente y me preguntaba cómo me lo hacía. ¡Siempre lo mismo! Era aburrido, siempre la misma weá.
- ¿Temes perder la potencia como Sansón?
- De repente sí, igual noto una diferencia fuerte. La verdad es que casi no he salido a la calle.
- ¡Le da cosa al Tio Cosa!
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