Crónica

"Platacho" tiene el cucharón más grande que la mesa de té club

Al escarbar por la flora y fauna de la población San Gregorio, en la comuna de La Granja, uno divisa fácilmente al piño de los choros, la gente humilde y trabajadora y aquellos personajes de culto que están para aplaudirlos de pie.

En ese último grupo se encuentra Hernán Berríos Rojas, conocido en toda la pobla como el "Platacho". El vulcanizador, de 60 pepitas bien cumplidas, tiene un corazón gigante y eso lo saben muy bien sus vecinos, por todo lo que ha entregado a la comunidad sin recibir nada a cambio.

El hombre abrió hace más de 15 años el comedor abierto "Por el Amor de Dios", ubicado en la calle El Tabo, a la altura del paradero 23 de Santa Rosa, donde entrega diariamente almuerzos a personas que llegan con la guata vacía, pero con el corazón llenito de agradecimiento.

"Siento un orgullo por ser el más nombrado de la población San Gregorio. ¿Y lo mejor? Es por algo bueno y noble", aseguró el veterano, quien tiene listoco su traje de Viejo Pascuero para entregar regalos a los pitufitos más pobletes en Navidad.

El "Platacho", cuyo apodo se lo ganó cuando era seleccionado de fútbol de la San Gregorio, no tuvo una vida fácil. "Cuando era chico pasé mucha hambre y debía ir al Hospital Barros Luco con un tarro a pedir comida. Y ya de grande prometí que si me iba bien en la vida, ayudaría a quienes pasan por la misma situación que me tocó a mí", contó visiblemente emocionado.

¿Y cómo funciona? Héctor Berríos se parte el lomo en su vulcanización para generar dinero e ir diariamente a la feria a comprar verduras e ingredientes a fin de tenerles un menú filete a sus comensales.

"Actualmente entregamos 80 almuerzos diarios, pero ahora que se vendrán las vacaciones subiremos a 120 o más, porque habrá niños que no tendrán el colegio para poder comer", relató.

SIN AYUDA

El más querido de la pobla sapeó, además, que no acepta ayuda de terceras personas, porque "le prometí a Dios que me costaría a mí regalar almuerzos, que todo esto saliera de mi propio esfuerzo". Y así lo hace el hombre, pues luego de la muerte de su esposa, hace cinco años, contrató a una cocinera para preparar las comidas durante toda la semana, a quien le paga un sueldo todos los meses.

Antes de zamparse un plato de porotos con la gente que llegó a su comedor, el "Platacho" aseguró estar pochito con las gracias que le dan sus comensales. "Con eso me basta", cerró.

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