Ponen freno a mecánico acusado de clonar bólidos

La unidad "Rápida y Furiosa" de la Bicrim de Peñalolén le puso el freno de mano a un presunto clonador de vehículos que se había hecho la América con puros bólidos bacanes, de esos que sirven para tirar pinta.
De acuerdo a la investigación del subprefecto Hendrik Kaopmels, el mecánico Octavio Castillo Rojas, conocido en el ambiente enchulador como el "Toretto", había descubierto una verdadera mina de oro a la hora de cometer delitos sobre ruedas.
El detective relató que el cabro viajaba hasta Iquique, donde los autos se venden por kilo, y compraba puros bólidos último modelo.
Luego, asegura la PDI, chamullaba el papeleo para poder sacarlos de la ciudad, trámite que para cualquier peatón le tomaría un mínimo de cinco años.
RAPIDITA
Según los polis, en un taller clandesta de una zona rural de Peñaflor, el mecánico les sacaba el chasis y los cambiaba por los de los autos robados. En menos de lo que ruge un bólido, Toretto tenía un auto de 20 palos por una inversión de un cuarto de su valor.
"Comenzamos una invstigación por la gran cantidad de robos de vehículos. Gracias a diversas pesquisas llegamos a un taller escondido", señaló Kaopmels.
Añadió que Castillo tenía un BMW Z3 rojo furioso, descapotable, con patones y una pata de conejo en el parabrisas. El bólido estaba listo para su venta.
Peritos de la PDI quedaron impresionados por el trabajo "quirúrgico" que le hacía a sus tocos. Su único error fue no borrar las patentes de los vidrios de los autos robados.
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