¡Profe Raúl Valencia tocó la campana durante una hora!

El maestro y los alumnos de la escuelita San José pensaron que con el rompimiento de la T-130 iban a librar de la evaluación final, pero el profesor de Educación Física igual le hizo la prueba a la decena de cabros chicos que tiene a su cargo desde la primera semana de septiembre.
Claro que antes del examen final, el profe quedó con el brazo acalambrado, debido a que, apenas se enteró que la sonda había llegado al fondo de la mina, tocó una hora seguida la campana de la sala de clases.
"Duermo en una carpa al lado de la escuela y cuando escuché los gritos de la gente desperté, me levanté y me puse a tocar los campanazos, que ojalá no sean los de entrada, sino que los de la salida de los mineros", contó el maestro.
El profe Raúl Valencia es de San Felipe y dijo que "sentí tanta emoción que no me di cuenta que estuve una hora seguida tocando la campana. Quedé con el brazo durito", señaló.
Juan Sánchez, padre de Jimmy Sánchez, el menor de todos los mineros atrapados (19), dijo que "fue una lucha de 65 días contra el calor, el frío y hasta de un día de lluvia que por fin logramos ganar".
Apenas sintió la sirena que avisó el rompimiento, Juan se puso la camiseta de recambio de la "U" y salió a caminar con una foto en la que sale su hijo y su nietecita.
"Le había prometido un par de correazos, pero ahora lo único que quiero es que salga pronto para darle un beso, abrazarlo y pedirle que termine su enseñanza media. Ojalá que se olvide de la mina porque es un trabajo difícil. Yo soy minero, mi padre es minero y sabemos lo peligroso que es trabajar allá abajo. En una carta que me envió, Jimmy me dijo que le había gustado la pega de minero, pero ojalá que me escuche y se ponga a estudiar en una escuela nocturna de Copiapó", remachó.
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