Cuando se siente mal, la mayoría de las veces se va derechito al doc.

Y si su mascota está enferma, la lleva volando al veterinario. Pero, ¿qué debe hacer si su sombrero tiene nanitas, ah?

La repuesta está en Alejandro Abrigo (64), un rancagüino de tomo y lomo que hace 50 años recorre el país enchulando los sombreros de los huasos que participan en rodeos o diferentes eventos, mi alma.

La profesión que le enseñó su padre la desempeña con mucho orgullo desde los 12 años. Abrigo se califica como "el doctor de los sombreros" y espera que sus hijos y nietos sigan esta tradición que con esfuerzo ha llevado adelante.

El negocio no es para nada malo. El hombrón mantiene a su familia y le alcanza para viajar por todo Chile enchulando los sombreros. Incluso, le soltó a La Cuarta, hace poco se pegó sus tontas vacaciones en Bolivia. Así que ¡ojo!, no es malo poner su clínica de sombreros.

Lo que más le solicita la barra a Alejandro son los sombreros personalizados y a medida, pero lo que está a la moda es el estilo “arriero”: la parte de atrás más levantada, la de adelante es plana y una copa de 8 de ala.

"Los huasos son jodidos, quieren estar siempre a la moda, y por eso que yo le hago los arreglitos y trato a los pacientes como si fueran personas de verdad", soltó Alejo, quien aprovechó de pasar el dato: le arregla los sombreros a hombres, mujeres y niños.

Paciencia

Abrigo, para tratar a los enfermos críticos, los mete a pabellón y les aplica un procedimiento a base de vapor con una plancha y un pañito.

Luego, con "una paciencia muy grande", finaliza el proceso con un engomado.

Tras la cirugía, deja descansar al paciente un buen rato y cita a su dueño para dar el alta.

Alejandro cobra entre 10 y 15 mil pesos por la restauración personalizada y si le dice que va de parte del diario pop, en una de esas le hace una buena rebajita.

Si no se quiere perder este datito, le contamos que el maestro estará en los próximos días en el rodeo de Talca, para que se ponga a la moda.