Reciclados fabricaron ballena que parecía merluza frita

Chile es un país extraño. Basta que un gringo con una cámara llegue, pida que se pongan todos de cabeza y el chilenito se pondrá de cabeza.
Pasó con Tunick, que empelotó a miles de criollos a las 6 de la mañana, en pleno invierno, y ahora otra vez.
Esta vez en el Parque O'Higgins, donde el gringo John Quigley, experto en fotografías aéreas, sentó a casi 500 personas con el cachete en el pasto húmedo para formar el contorno de una ballena gigante. ¡Liiiiindo!
Por más de una hora la barra, conformada por gente común y corriente, punks, ecologistas, gringos progresistas, mijitas ricas y viejas poco agraciadas, sintió cómo el frío y la humedad se apoderaban de sus partes más frágiles y pudendas.
Daba lo mismo. Lo importante era dar una clara señal de rechazo a la caza de cetáceos a nivel mundial.
FARÁNDULA
No sólo gente común "posó" para la foto tomada desde un helicóptero. También lo hicieron autoridades y actores.
Pero la que se robó la película fue Leonor Varela, la hermosa actriz que triunfa en Hollywood.
También asomó su fina nariz el actor nacional Guido Vecchiola, junto a Catalina Pulido, que se fue antes de mojarse el potito. Por lo húmedo del pasto, claro.
Felipe Avello anduvo dando vueltas acompañado de Jorge Olguín, el cineasta más sangriento y gótico de Chilito.
La más simpática de todas fue la ministra del Medio Ambiente, Ana Lya Uriarte, declarada fanática del diario pop y que no tuvo empacho en sentarse en el pasto mojado y ponerse una camiseta que rezaba un lema "pro ballena" mientras se reía de buena gana junto a su par de Nueva Zelanda, Mariane Hobbs.
Hasta su guardia personal tuvo que sentarse para formar una aleta de la ballena, para no perder de vista a la ministra.
El artista de la lente, John Quigley, se paseaba con un megáfono y daba instrucciones. En el suelo había una cinta de color rosado que demarcaba la silueta de la ballena y una pequeña banderita roja para marcar el límite.
BUCHES
No faltó el chileno "vivo" que corrió la banderita para colarse, pero el gringo los cachaba al toque y los mandaba para otro lado.
Una gringa rubia con exceso de cafeína corría de un lado a otro y animaba a la gente a hacer una ola, mientras desde el cielo sacaban los monos.
Después de casi una hora sentados, el gringo quiso sacar otra foto. "Uno más (sic)", dijo pero más de 50 personas se chorearon y se pararon.
"¿Perou qué pasa?", preguntaba el fotógrafo desconsolado, pero ya era demasiado tarde. Los chilenitos se cansaron de mojarse el traste, se pararon, aplaudieron y se fueron para sus casas con la satisfación de ser parte de una bonita foto aérea, de defender a las ballenas, pero sobre todo de ver a la hermosa Leonor Varela en vivo y en directo. Mmmm...
SIRENA HANNA ESTÁ PARA CONTARLE LAS ESCAMAS UNA A UNA
En plena elipse del Parque O'HIggins, luego de los discursos motivadores de Leonor Varela y el guaripola de la Fundación Whaleman, Dave Rastovich, los hombres tuvieron un premio.
Una hermosa australiana, rubia, 1,70 y así los mansos ojos verdes, con una leve brisa a Rocío Marengo, asomó su humanidad vestida de sirena.
Hanna Fraser ha viajado por casi todo el mundo mostrando su arte.
"Soy sirena profesional y al vestirme así espero sensibilizar a la gente sobre la cruel matanza de ballenas que se hace en el océano", dijo la preciosura.
"La sirena puede ser un personaje ficticio, pero quizás si cuidáramos más nuestros mares, algún día puedan aparecer y vivir en paz", remachó la belleza que no quiso confesar su edad.
Ramiro García S.
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