Por lo menos 10 millones de pesos en los últimos 6 meses recibió el jefe del crematorio 2 del Cementerio General por los recortes de marihuana que en vez de quemar vendía a narcotraficantes.

Miguel Ángel Guzmán Espinoza, de 52 años, ayer fue formalizado por tráfico de drogas y deberá esperar en la cárcel el juicio en su contra.

En la audiencia, el fiscal Jorge Carmona informó que Guzmán el año pasado recibió dos pagos de 4 palos y uno de 2.

La última paga la cobró en noviembre de 2010, en recompensa por haberse quedado con 29 ladrillos de marihuana que nunca tiró a los hornos.

Miguel Guzmán en 1983 llegó al Cementerio General de jardinero, pero sus 13 años en el crematorio 2 le cambiaron la vida.

Quien llegó a ser presidente de los trabajadores del Cementerio General ahora tenía hasta casa en la playa, dos libretas de ahorro, una cuenta corriente en el BCI con 13 millones de pesos, un Suzuki Swift 2011, un jeep Tucson 2010 y 4 tarjetas de grandes tiendas.

En la audiencia se supo que en una de las falsas quemas de droga, Guzmán tuvo la desfachatez de encarar a una funcionaria del Servicio de Salud Sur que le pidió abrir la ventanilla del horno para vigilar la incineración.

"¡Acaso cree que acá la droga no se quema! ¡Si desconfía, vaya a quemarla a otro lado!", le gritó Guzmán, según indica un informe de la Brigada Antinarcóticos.

Los detectives incautaron en el crematorio casi 400 actas de destrucción de droga, por lo que sospechan que los recortes de marihuana serían millonarios.

El fiscal también le formuló cargos por tráfico de drogas a Óscar Plaza (29), quien era suche de Guzmán. Plaza empezó haciendo aseo en el Cementerio General y hace 2 años trabajaba en el crematorio con Guzmán. Gracias a la venta de la marihuana que no quemaba pudo comprarse un Toyota Yaris y un Hyundai Getz 2010.

Por tráfico de drogas también fueron formalizados dos hombres y una mujer que le compraban la yerba a los dos trabajadores del Cementerio Municipal.

Se trata de Sergio Olave, apodado el "Tío Checho" (36), Manuel Carrasco (29), alias "Manolete" y su esposa Nadia Riffo (35), la "Pequi". El fiscal dijo que estos imputados eran los principales caseros de Guzmán y Plaza. Todos quedaron presos.

Para evitar quitadas de droga y despistar a la policía, los detenidos hablaban en clave y evitaban nombrar la palabra marihuana. Era así como preguntaban cómo está la tela y hablaban de pasarse las camisetas y de la tumba de la abuela, que correspondía al punto de encuentro en el Cementerio General.