Fue el 6 de febrero pasado cuando la chilena Concepción Arregui se reportó como desaparecida. Hasta que su esposo argentino, Roberto Audano, admitió un mes después que él la había asesinado.

La resolución de los jueces fue rotunda: deberá cumplir cadena perpetua por homicidio agravado.

Inicialmente, el hombre de 71 años había declarado a la policía que le perdió el rastro tras dejarla en un terminal de buses.

Pero las pistas no dejaron de apuntarlo a él como sospechoso. Finalmente, el sujeto reconoció haber lanzado el cadáver de su pareja a un embalse de Mendoza, en el sector de Potrerillos.

Frialdad

Audano le asestó dos balazos en la cabeza a Arregui en un camping antes de intentar deshacerse del cuerpo. Un hecho que conmocionó por la frialdad de su ejecución.

Al parecer, el crimen habría sido motivado por problemas económicos.

Roberto Audano fue sentenciado de homicidio agravado por vínculo, alevosía y violencia de género.