"La saqué barata": Roberto Cox relata su huida de los cacerolistas furiosos

Rostro de CHV Noticias fue insultado y expulsado de Plaza Ñuñoa, mientras cubría una protesta pacífica. Para salvarse el pellejo, él y su camarógrafo se refugiaron en conocido bar del sector hasta que pasó el peligro.

Lo que partió como un tranquilo reporteo en torno a los cacerolazos el sábado en Plaza Ñuñoa, terminó con el periodista y rostro de CHV Noticias Roberto Cox fondeado en el restaurante Las Lanzas, ubicado en el bohemio sector capitalino.

Pero Cox y su camarógrafo no entraron a zamparse un chacarero con un shop de medio, si no que literalmente debieron meterse al local para salvar el pellejo, luego que enardecidos manifestantes casi se los comen vivos, mientras recogían opiniones.

"Llegué a Plaza Ñuñoa por el cacerolazo. Hicimos un móvil donde todo se desarrolló con calma, entrevistando a la gente, fue pacífico. Minutos después hicimos otro y de repente llegaron dos personas a acusarnos de que mentimos, que escondemos información. Además, el que ahora yo esté de conductor de noticias en CHV fue como una agravante. De dos pasaron a 20 personas, quienes a empujones e insultos no sacaron del lugar", relata el compañero de Maca Pizarro.

"Cuando el tema se estaba poniendo más violento y vi que podía pasar a mayores, con el camarógrafo decidimos entrar al local Las Lanzas. Si seguíamos caminando hacia el auto arriesgábamos a que la agresión fuera subiendo. Entramos y los manifestantes se quedaron afuera, esperando que saliéramos con insultos, gritos, golpeando la ventana", cuenta Cox, aún impactado por el nivel de odio que recibió.

"No lo había visto..."

- ¿Cómo salieron del restaurante? Salimos después de media hora, cuando vi que la situación estaba más tranquila. Lo hicimos solos, no escoltados como se anda diciendo. Era una manifestación muy pacífica, de unas 600 personas, y es lamentable que un grupo mínimo no deje ejercer nuestro derecho a informar. Me acerqué a hablar con ellos, pero sólo obtuve gritos por respuesta. Este nivel de violencia no lo había visto nunca, ni en los ocho años que viví en Argentina, cuando pasaba por un período político bastante turbulento.

- ¿Temiste por tu vida? Si se te vienen 20 personas encima y con los ánimos tan exaltados puede pasar a mayores. La sacamos barata porque nos metimos en el restaurante y nos quedamos ahí completamente indefensos. Leí por ahí que nos habían hecho una funa, pero lo que nos pasó fue una agresión. Para mí una funa se le hace a los que evaden impuestos, a los delincuentes.

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