El sacrificio humano para calmar la tierra se revive en el teatro

"Painecur" es una obra de teatro que nos recuerda como, en 1960, una comunidad mapuche sacrificó a un menor de 7 años. ¿El objetivo? Evitar una catástrofe mayor tras el terremoto y maremoto de Valdivia.

La obra cuenta cómo a cuatro estudiantes de Derecho se les asigna el caso y tendrán que simular, 58 años después, la decisión del juez.

Terremoto. Pero volvamos al inicio de esta historia. El 22 de mayo de 1960, pasadas las tres de la tarde, durante 8 minutos más de 1.300 kilómetros de costa entre Talca y Chiloé no pararon de moverse.

El terremoto de Valdivia, el más grande del que se tenga registro, marcó 9,4 en la escala Richter. Durante un año hubo 56 réplicas con magnitudes entre 5,6 y 7,5.

En la costa de Puerto Saavedra, en el corazón de La Araucanía, se encuentra la Comunidad Collileufu. Allí, el 5 de junio de 1960, José Luis Painecur fue sacrificado para aplacar la fuerza de la tierra y del mar.

Eduardo Luna, dramaturgo y director de la obra, cuenta que el caso se conoció un mes después del terremoto. Fueron dos antropólogos de la Universidad de Chile, que llegaron hasta la zona devastada para hacer una investigación, quienes escucharon rumores sobre un sacrificio.

Comenzaron a visitar las diferentes comunidades mapuches hasta llegar a Collileufu, pero Carabineros de la zona no sabía de la muerte de un niño. Luna explica que "cuando comenzó la investigación, testigos de la comunidad señalaron que 'esta es cosa de nosotros', dejando entrever que sí había ocurrido un sacrificio".

Días después, Carabineros detuvo a la machi Juana Namuncura y a tres personas más, entre ellas el abuelo del menor, pero "la comunidad se cerró y comenzaron diferentes versiones de lo sucedido.

Algunos dicen que su abuelo, Juan Painecur, lo habría entregado voluntariamente, luego habría sido acuchillado o golpeado o tirado al mar, pero lo único cierto es que el cuerpo del niño nunca apareció", comenta el director.

Luna asegura que durante el proceso legal, que duró ocho días, "la machi fue colgada de los pies, desnuda, como una especie de tortura para que confesara, pero ella no dijo nada".

El rito

La remembranza del mito de Kai Kai y Treng Treng llevan a que la machi inmole a un niño para equilibrar el Cosmos. Esta leyenda señala que una serpiente salió del mar gritando "Kai, Kai", luego se produjo una tormenta, la que terminó en un diluvio.

El pueblo mapuche comenzó a subir a los cerros, pues las tierras se estaban inundando, y cuando no podían subir más escucharon "¡treng, treng!". Era una serpiente divina que desde las profundidades de la tierra venía a salvarlos. Treng Treng hizo temblar la tierra, la que se levantaba más y más. Viéndose vencida, Kai Kai volvió al mar. Son estas divinidades las que se le habrían manifestado en sueños a la machi.

Luego de que trascendiera el sacrificio, la revista Vea y los diarios El Mercurio y Austral de Temuco relataron la historia, que en ese momento generó un rechazo hacia el pueblo mapuche.

El gringo bueno

Patrick Tierney, periodista y antropólogo de la Universidad de Pittsburg, llegó a Chile en 1982 como parte de su investigación sobre sacrificios humanos en Sudamérica. Entrevistó a la machi, quien le aseguró que ella no tenía nada que ver con su muerte y que el niño se habría perdido.

En el relato, la machi le dice al antropólogo algo que éste nunca olvidaría, una especie de augurio: en un terremoto él no podría mantenerse de pie y quedaría atrapado. Además, lo catalogó de "gringo bueno", señalando que le iba a construir una casa.

Él no creyó. Se fue a vivir a Viña del Mar y ahí lo pilló el terremoto del '85. Tierney vivió todo lo que predijo la machi. Muy asustado, agarró sus cosas y se trasladó a Puerto Saavedra durante dos años y efectivamente le construyó una casa a Juana.

Mito o realidad?

Después de años de investigación, el antropólogo publicó "El Altar más alto", libro que sólo tuvo una versión en inglés, debido a un acuerdo al que llegó con la machi.

Se cuenta que por este trato, Tierney habría robado el expediente del caso. Hay quienes aseguran que fue prestado al antropólogo, quien quería fotocopiarlo, pero nunca más apareció.

Se cierra el caso. De los acusados, que nunca reconocieron el sacrificio, Juan Painecur, el abuelo, y otro comunero fueron procesados por la muerte del niño, mientras que la machi Juana Namuncura fue absuelta. Dos años después, los dos hombres fueron puestos en libertad.

Si bien el juez reconoció la inmolación del niño, dictaminó que los involucrados habían "actuado sin libre voluntad, impulsados por una fuerza física irresistible, de usanza ancestral", amparado en el artículo 10, Nº 9 del Código Penal, que establece que "quedan exentos de responsabilidad penal el que obra violentado por una fuerza irresistible o impulsado por un miedo insuperable".

Pueblos Originarios. Desde la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (Conadi), Necul Painemal Morales, miembro de la comunidad Coihue de Cholchol y magíster en Letras, señaló que "el sacrificio ocurrido tras el terremoto de 1960 se produjo por influencias externas, fue un hecho muy puntual. Por nada del mundo es una tradición de los mapuche, ni siquiera durante la guerra contra los conquistadores españoles se realizaron este tipo de sacrificios. Puedo asegurar tajantemente que ese tipo de prácticas nunca han existido en la cultura mapuche".

Una obra en gira

Lafamiliateatro, de la mano de Eduardo Luna, lleva al escenario un trabajo atrevido que pone al espectador en muchas posiciones frente al caso, dejando al público sin saber de qué lado estar.

La obra podrá verse hasta hoy en el Teatro Sidarte, luego inicia una gira por el sur. Se presentará en Valdivia (10 de julio), Villarrica (12), Ancud (14), Calbuco (15), Mirasol (16), Puerto Montt (17 y 18), Bariloche, Argentina, (19) y, por último, en el Festival Bío Bío Teatro Abierto de Los Ángeles (21).

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