A gritos y por años los sismólogos de nuestro terruño pedían instalar estaciones de monitoreo en la falla de San Ramón, que concentra una gran cantidad de habitantes y que atraviesa siete comunas de la capital.

Esta semana la Oficina Nacional de Emergencias (Onemi) anunció que ubicarán instrumentos de vigilancia sismológica en 12 diferentes puntos en la falla.  Siete de estas serán permanentes y las otras cinco de tecnología GPS.

En total, la gracia saldrá como $450 millones y pondrá bajo la lupa a las comunas de Vitacura, Las Condes, La Reina, Peñalolén, La Florida, San José de Maipo y Puente Alto, que es por donde se extiende toda la falla.

La noticia fue recibida con aplauso cerrado por los expertos, quienes habían pataleado en el pasado, entre ellos el profe Sergio Barrientos, porque siendo nuestro país uno de los más sísmicos del planeta y teniendo tanta gente viviendo sobre una de las fallas más importantes del territorio, era hasta irresponsable que no hubiera ni una estación de monitoreo en el lugar.

La experta en ingeniería sísmica de la Universidad de Santiago, Paulina González, señaló al diario pop que como hasta ahora no había instrumentos de medición, los geólogos tenían que arreglárselas estudiando las rocas y sus deslizamientos. Con esos datos lograron determinar que hace una porrá de años hubo en el lugar un terremoto de, al menos, 7.5 grados y que lo más probable es que lueguito se venga uno parecido de acuerdo al historial y la investigación estructural.

La profe de la Usach aclaró que la norma actual antisísmica (NCh433) contempla la posibilidad de un gran sismo, pues se tuvo en cuenta la ''ocurrencia de terremotos con hipocentro a muy baja profundidad en la zona cordillerana de Santiago''.

Aclaró que esto significa que un sismo de estas características en la falla afectaría un radio más pequeño, ''esto si lo comparamos con el terremoto de septiembre del 2015 que abarcó cerca de 400 kilómetros, pero debido a la poca profundidad un terremoto en la falla provocaría más daños'', señaló la académica.

Agregó que tener información instrumental sobre estos fenómenos naturales no tiene precio, pues permite adelantarnos a ellos y además se puede actualizar sistemáticamente la normativa antisísmica.

La caperuza de los terremotos señaló que siendo Chile tan rebueno para moverse era imprescindible contar con la mayor cantidad de información instrumental sobre estos fenómenos naturales y que ya habíamos demorado demasiado tiempo en ponernos serios con el tema.

Eso sí, la capi de los guaracazos recordó que a pesar de que se pueda estimar que un movimiento sísmico estaría cerca por el comportamiento de las placas o fallas, la verdura es que calcular el momento exacto es imposible.

En diciembre del 2014 la   revista científica Geology incluyó un estudio del profesor del Departamento de Geología de la Universidad de Chile, Gabriel Vargas y de la profesora Sofía Rebolledo, que confirman que la falla de San Ramón está activa y en condiciones de producir sismos de gran magnitud.