La pornografía es una industria que mueve millones en el mundo y sus contenidos son saboreados por los usuarios que navegan por los sitios de internet en sus ratos de ocio o en la pega.

En América Latina, filmes de estilo artístico como "El Confesionario" o de corte más biográfico como "El travieso Ron Jeremy", tienen un rating envidiado los mismísimos Roman Polanski o Quentin Tarantino.

De hecho, el 19% de los hombres sube la presión arterial con estas películas desde su lugar de trabajo, según el sondeo realizado por la empresa de antivirus Kaspersky Lab y la consultora de mercado Corpa.

El listado de los más ardientes es punteado por los peruanos, con un 29%; luego asoman los brasileños, con un 24%, y en tercer lugar quedaron argentinos y mexicanos, con un 19%.

Las mujeres, en tanto, son igual de golosas, pero las que más fanáticas son las colombianas, con un 13%; en segundo puesto quedaron las peruanas, con un 7% y en tercer lugar las mexicanas y brasileñas con 9%.

¿Y los chilenos? De acuerdo a las cifras, los hijos del Mapocho quedamos bajo la cama: los hombres sólo consuman un 14% y las mujeres con apenas un 4%.

Para Odette Freundlich, sexóloga y directora del Centro Mi Intimidad, esto se debe al "tipo de educación sexual que hay en Chile, que es más bien restrictiva, culposa, por influencia religiosa, también, que hace que no sólo veamos menos pornos, sino que haya mayor cantidad de disfunciones sexuales".

Respecto a las cifras, la experta pasó el dato y concluyó que "a las mujeres no les gusta la pornografía, prefieren el erotismo".