Crónica

Turistas funan a chileno que mató a esposa en Suecia

El buen ojo de dos turistas suecos que paseaban en taxi por Valparaíso echó al agua a un mecánico chileno que mató a su esposa en Suecia, fue condenado a cadena perpetua en ese país y mientras cumplía el canazo se arrancó de vuelta a su tierra natal.

El 22 de mayo de 1992, David Humberto Bravo Ibarra (59) asesinó de 15 puñaladas a su señora, María Verónica López Miranda,  en el departamento que compartían en Estocolmo.

El matrimonio, que tiene tres hijos en común, se agarró de las mechas por problemas parejeros, se fueron a las manos, y el mecánico, que trabajaba en una fábrica de tocos europeos terminó la discusión cuchillo en mano.

Tras el parricidio, Ibarra confesó el ataque, fue juzgado rápidamente y lo mandaron derechito a la sombra, en un caso que causó revuelo en la sociedad sueca.

"Por su colaboración en el caso y su buena conducta carcelaria, accedió a un beneficio de salida de fin de semana", contó el subprefecto Eugenio Bulnes, jefe de Interpol de la PDI.

"El año 96, con los recursos que tenía,  compró un pasaje hacia Madrid y de ahí volvió a Chile, donde se escondió en casa de unos amigos en Valparaíso", agregó el sabueso, quien junto a su unidad logró capturar al prófugo y ayer lo mandó de vuelta a Suecia a cumplir su larga sentencia.

TAXI

A su llegada al país, Ibarra se instaló en el Cerro Barón de Valpo, se puso a trabajar como taxista y conoció a otra pareja, con la que tiene tres retoños.

El hombre esquivó a la justicia por 13 años e incluso no llamaba ni a sus hijos en Suecia por miedo a que lo pillaran. Pero la pareja de turistas que abordó su taxi lo cachó y sapeó a las autoridades suecas.

Con el dato, los polis europeos contactaron a la Interpol chilena, que tras cinco meses de investigación logró lacear al prófugo.

El mecánico quedó recluido en la Peni de Santiago hasta que por fin la extradición tuvo el visto bueno de la justicia, por lo que Ibarra volvió a la cana sueca.

MACHISMO GATILLÓ SALVAJE CRIMEN DE MARÍA VERÓNICA

El mecánico David Bravo y la dueña de casa María López se casaron en Chile en febrero de 1972. En busca de mejores horizontes, la pareja partió a Perú en 1975, donde vivieron tres años.

En el 78, el matrimonio las emplumó a Europa, donde finalmente se radicaron en Estocolmo, Suecia, y obtuvieron la nacionalidad.

Con buena plata y un cambio total en su estilo de vida, María se puso más liberal, lo que no le gustó nada al conservador y machista marido. Las peleas domésticas por las salidas con amigas se hicieron frecuentes, hasta el fatal descenlace.

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