El negocio del siglo se hacían unos malditos carroñeros en San Antonio, quienes se estaban haciendo ricachones a costa de colocar a la población en serio riesgo de salud, al vender anticuchos fabricados con carnes recogidas del vertedero.

La seremi porteña está ojo al charqui con la denuncia que hizo un grupo de vecinos que cacharon todo el truculento negocio de compra y venta de carne de vacuno y de ave, además de mariscos pasados.

Los testigos prefirieron mantenerse bajo la sombra del anonimato y relataron a las autoridades que la situación se da en las cercanías del vertedero municipal de San Antonio, el cual se ubica en el cruce con Cartagena.

De acuerdo a la denuncia, en ese lugar camiones con desechos se van por el desvío hasta unas parcelas, donde se detienen y separan la carne y pollo que recogen desde el basurero de un supermercado sanantonino.

Uno de los vecinos, contó que los buches pasan cada noche por el basurero de la carnicería del supermercado aludido y por un frigorífico, luego separan "los productos" y los lavan para que parezcan fresquitos.

"Yo sé porque lo vi, estos compadres toman la carne y la lavan con agua con sal y cloro, con eso se le pasa el olor a podrido. Luego van y la ofrecen a negocios de barrio, la venden puerta a puerta y la entregan a comerciantes que venden comida preparada en la calle", relató el testigo cuyo nombre sólo lo maneja la Seremi.

El "garganta profunda" contó con lujo de detalles cómo echan a remojar los mariscos en agua de mar para que pasen piolita y se igualen a los recién mariscados.

Más encima a la carne putrefacta la aliñan con ají para que cuando los inocentes clientes buenos pa'l diente la prueben, crean que pica el ají y no que la carne está pasada.

Hasta ahora no se han reportado casos de intoxicados, lo que a esta altura es casi un milagro.

El seremi provincial de Salud, Pedro Bodor, dijo que ya están investigando la denuncia y que se aplicarán sanciones caiga quien caiga.

Además advirtió a la barra para que a la hora de adquirir productos no lo haga en la calle.

"Siempre se debe saber la procedencia. Aunque personalmente nos encargamos que los alimentos en proceso de pudrición sean enterrados en el vertedero, hay veces que inescrupulosos se escapan a la ley", dijo Bodor.

En todo caso las autoridades están atentas a cualquier caso de intoxicados.