"Vulka" se ganó con cariño su uniforme de popeye de la Armada

Con más de 10 mil millas de navegación y un currículo que envidiaría cualquier lobo de agua dulce, la cachupina "Vulka" es una más de la tripulación del patrullero "Alacalufe", de la Armada de Chile.
El 27 de febrero zarpó la embarcación desde Puerto Williams con la tarea de realizar la mantención de los faros que están en la zona del Canal Beagle.
La tripulación tomó todas las medidas para navegar sin complicaciones por las gélidas aguas, pero además de estudiar la peguita, también se preocupó del manye y la pintacha de "Vulka", pues la regalona debe lucir sin una mancha su uniforme cuando suben civiles a bordo.
Parecía un viaje de rutina, pero debido a la conmemoración del Bicentenario, se debió cambiar el rumbo y enfilar hacia Cabo de Hornos, para patrullar a los 11 veleros que participaron en la Regata Velas Sudamérica 2010.
La cachupina saludó con ladridos a los marinos a su paso. Esto llamó la atención de los tripulantes de otros países que, de una, sacaron sus cámaras y filmadoras para inmortalizarla arriba de la patrullera, como si fuera una rockstar.
La cachupina nació en 2003, en los patios de Astilleros y Maestranzas de la Armada (Asmar), tras un fugaz romance entre el labrador "Drenok" y una coqueta quilterrier.
Junto a sus hermanos corría por el recinto, pero desde cachorrita demostró su vocación: Le encantaban los barcos que iban a reparación. Más grandecita, se subió de una al patrullero "Alacalufe" y no la bajaron más. Los marineros quedaron encantados con ella, pues compartía sus ansias de recorrer el mar. Por eso se la llevaron con ellos.
Luego de un sinfín de buenos y malos momentos, en los cuales trató de tirarse barco abajo debido a los fuertes vientos y marejadas, logró ganarse su uniforme y es catalogada como una cachupina de mar.
Los marineros reconocen que la "Vulka" es especial y, por eso, es su regalona. Cuando les tocaba hacer maniobras en un bote Zodiac, ella ladraba sin descanso hasta que no aguantaba más y se iba a buscar a sus compañeros. En esos instantes, los tripulantes la tomaban y seguían la navegación junto con ella.
No les costó nada enseñarle a hacer sus necesidades fuera de la cámara patrullera. Después de todo, la "Vulka" no tiene ni un pelo de lesa.
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