Por Eduardo Ortega“Acepten su fracaso y den un paso al costado”: expresidente de la ANFP exige la renuncia a Pablo Milad
“Un presidente con su directorio que no obtiene resultados deportivos con la selección mayor”, no tiene nada que hacer”, resumió el exdirectivo.

En noviembre de 2022, Pablo Milad habló fuerte y claro:
“No hay ninguna excusa para no ir al Mundial. Con seis cupos y medio, no hay ninguna excusa. Además, con un rival directo (Ecuador) que parte con tres puntos menos será una ayudita”.
Casi tres años después, la Roja no sólo quedó eliminada de la cita mundialista. Con apenas dos victorias, cinco empates y once derrotas, nueve goles a favor, veintisiete en contra, diferencia de menos dieciocho tantos, remató en el último lugar de la tabla: es, con once puntos, el peor proceso clasificatorio en su historia. A una década de la primera Copa América, sumun de la generación dorada, el sueño concluyó sin ninguno de ellos —la mayoría criticados— en cancha. Y sin ningún otro Chile mundialista.
A la fotografía, se podrían añadir otras cosas que no van al caso, como el desorden institucional o la poca capacidad administrativa —traducida sin ir más lejos en la dificultad para programar una Supercopa que debió jugarse en enero, no ahora—, pero basta con el frágil presente de la selección para identificar el problema: la gestión de Milad en la ANFP no ha estado a la altura.
De eso también se percató un exdirigente del organismo, Osvaldo Band, mandamás entre 2000 y 2001, quien elaboró un sentido análisis, publicado como carta al director en El Mercurio.
Allí Bond puso como ejemplo su propio caso, cuando la Roja retrocedió sin poder clasificarse a la cita mundialista de 2002:
“Sentí que todas mis leales intenciones de aportar al fútbol chileno se venían al suelo debido a los pésimos resultados obtenidos en las Eliminatorias al Mundial de Corea-Japón. Me di cuenta de que, sin querer, en vez de hacerle un bien al fútbol chileno le estaba haciendo un mal”.
Por lo mismo, explicó a continuación, “nos reunimos con el directorio —todas personas amantes del fútbol y muy desinteresadas de los cargos— y decidimos renunciar y adelantar las nuevas elecciones”. Había llegado la hora de encontrar dirigentes “más competentes que nosotros”.
Dar un paso al costado
Todo lo anterior, un preámbulo que Band edificó para, a fin de cuentas, exigir a Milad hacer lo mismo que él:
“Un presidente con su directorio que no obtiene resultados deportivos con la selección mayor y que por lo tanto, no cumple el objetivo de ir al Mundial, no tiene nada que hacer. Y más aún en este proceso, que era el más fácil de clasificar de toda la historia de los mundiales para los equipos sudamericanos”.
“Qué felices somos los chilenos cuando gana su selección y qué tristes somos cuando pierde. Es el momento de que el actual directorio del fútbol chileno acepte su fracaso y tenga la hidalguía de dar un paso al costado, para dejar el espacio a otras personas que vengan con ideas renovadas”, completó.
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