Para lucir por primera vez la camiseta del Real Madrid, doblarle la mano a un Jorge Valdano que públicamente anunció que no contaría con él, hacerse pichichi, campeón y darle un giro para siempre a su carrera, antes Iván Zamorano tuvo que hacer de las suyas en el Sevilla, cuadro que apostó por él tras su paso por el Saint Gallen suizo y que ahora, treinta y cinco años más tarde, busca en Alexis Sánchez, el goleador histórico de La Roja, una figura que les permita recuperar el protagonismo hace rato extraviado.

Justo cuando Alexis parecía haber elegido quedarse en Friuli a remar de atrás —aquella publicación de su Instagram con una escena de Rocky IV no podía significar otra cosa—, se completó en tiempo récord la operación, prácticamente en el último día de mercado.

Los medios españoles, igualmente sorprendidos, definieron la movida como inesperada, de videojuego, incluso —entre risas— echaron mano al concepto random.

Como sea, Zamorano celebró la llegada del delantero al cuadro andaluz: compartió, en su perfil de Instagram, un collage en el cual aparece a la izquierda Alexis frente a un tablero de ajedrez, su primera fotografía oficial como jugador del Sevilla, y a su lado él, en pleno año 90, con la casaca blanquirroja de seguro en su presentación haciendo jueguitos de cabeza.

También dejó este mensaje:

“Éxito @alexis_offcial1 en mi querido @sevillafc” y, para cerrar, la bandera nacional.

En el Sevilla, “Bam Bam” disputó 65 partidos en dos temporadas, anotó 23 goles y repartió 11 asistencias. Esos números le abrieron las puertas de la casa blanca.

Alexis, en tanto, llega al cuadro de Nervión para recuperar el tiempo perdido en su triste, acaso fallido regreso a Udinese, en donde jugó 14 encuentros, sin tantos ni asistencias.

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