"Súper Román" apodaban en Copiapó a este delantero de 30 años, quien tuvo un nefasto 2019 por las lesiones y un mal paso por D. La Serena, que hizo que esta temporada se quedara sin club profesional y tuviera que cambiar de rubro.

Fue sí que llegó al Proyecto Mapa en la ciudad de Arauco, región del Biobío, donde se desempeñó como andamiero, esperando un llamado en el fútbol que a inicios de agosto llegó desde Independente de Cauquenes de la Segunda División. "Fue duro estar afuera, pero hay que trabajar, tengo dos hijas y así tuve que aprender un oficio nuevo. Fue difícil, porque no sabía nada, se trabajaba en altura, tenía miedo a lesionarme, pero mis compañeros me ayudaron mucho en el proceso", cuenta.

Francisco añade que "ha sido complejo el regreso porque llevaba varios meses sin entrenar, el ponerme a punto, pero por suerte pude debutar de titular y con gol, siendo que hace dos meses estaba prácticamente retirado".

Vida lejos del fútbol

- ¿Tuvo miedo trabajando en MAPA?

Era un trabajo riesgoso, hay que estar bien amarrado, se arriesga la vida porque una caída puede ser mortal, los turnos eran de 12 horas, pero hay que sacar adelante a la familia, yo sólo sabía lo que era ser futbolista, pero soy un agradecido de ese trabajo.

- ¿Sigue en contacto con sus compañeros de faena?

Sí, algunos me mandaron mensajes antes del partido, cuando me despedí de ellos fue bien especial porque recibieron como uno más, me enseñaron todo, yo llegué como pollo, me pidieron que me acuerde de ellos cuando marque un gol.

- ¿Difícil volver a esta división?

Sí, todos saben que acá es más fuerza que fútbol, yo fui campeón con Puerto Montt en Segunda, así que ha sido especial. Acá en Cauquenes soy cupo, llegué gracias a que Michael Ríos se fue al SAU, el profe (Luis Musrri) confió en mí, así que sólo me queda dar lo mejor, y a los jugadores que están sin trabajo sólo decirles que tengan fe, a mí me pasó que un mal año casi me corta la carrera y es difícil estar afuera.