Lo que logró Aranza Villalón este fin de semana debió ser celebrado en la Plaza de la Dignidad.

Es que la ciclista chilena inscribió su nombre con letras doradas en la prueba más importante de Latinoamérica. Ella ganó nada más y nada menos que la Vuelta de Colombia, la que siempre ha sido dominada por las locales. Las mismas que se imponen casi sin contrapeso en este deporte a nivel continental.

"Lo primero que pensé cuando el triunfo estaba consolidado es todo el trabajo previo, en el sacrificio que uno debe hacer para llegar aquí", confesó la campeona.

Y para que usted le tome el peso a lo vivido, Aranza se fue a la nación de la cumbia en septiembre. Allí lejos de su familia, de su país, sin apoyo de privados o del estado y sólo con la fuerza que le daba su equipo (Avinal GW El Carmen), subía y bajaba cerros para poder quedarse con la prueba.

"Es una alegría inmensa, porque le dedicamos mucho tiempo al aprendizaje que debe tener este tipo de torneos que se desarrollan en un terreno montañoso, en el eje cafetero de este país, que todo lo vuelve más duro", describió la deportista.

Por lo mismo, las primeras horas tras su emocionante triunfo, las dedicó a descansar. Pero también a dimensionar lo que pasó durante la semana pasada y que se coronó el pasado sábado con la corona. Y la historia.

"Hoy (ayer) me he estado quitando el peso de cinco días difíciles, donde hubo mucha presión personal para no desenfocarme de mi objetivo que era ganar la vuelta. Ahora más tranquila, disfruto de la bella sensación de conseguir algo que me propuse. De aquí en adelante sólo el cielo quizás podría ser inalcanzable"

Por lo mismo, la nueva patrona de Colombia le mandó un mensaje a las niñas que hoy la tendrán de espejo: "Nunca dejen de perseguir su sueño. Se que allá falta apoyo, pero hay que salir de la zona de confort, viajar al extranjero y buscar equipos para escalar en el ciclismo, con perseverancia, sacrificio y esfuerzo", cerró.